Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
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Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
PROLOGO - Versión MoonCold
- Spoiler:
- El Infierno en la TundraToda historia tiene un inicio, algunas más duras que otras, yo vivo aquí, en este paraíso helado al que llamamos Northern Island, la principal isla de nuestra nación, el reino del Archipiélago Norte, las ciudades aquí son hermosas, vivimos en paz, la gente es trabajadora, y se podría decir a simple vista que es todo un paraíso en un páramo helado, pero realmente las cosas no son lo que pintan, también hay problemas internos, como cuando los Piratas del Norte atacan nuestras embarcaciones, o los bandidos que se ocultan en nuestros inmensos bosques, aunque comparado a nuestro verdadero problema, eso no es nada.
El verdadero problema comienza el 27 de Marzo del año 2001 D.R. (Después del Renacimiento), cuando el Rey Jörd Eirse muere por razones desconocidas, se dice que los del Circulo Real sabían realmente las causas de su muerte, mas nunca las revelaron, tardaron varios días en tomar una decisión, aparentemente tampoco había heredero al trono, puesto que la pequeña hija del Rey, la Princesa Freyja Eirse, de tan solo 5 años, había desaparecido cuando la transportaban hacia uno de los palacios de la corona, entonces solo quedaba el hermano menor del Rey, Rosso Eirse, quien se impuso como Rey, aun cuando los de la corte real no lo aprobaban, y además lo hizo con un régimen totalitario, lanzo sus tropas, compuestas por los militares que lo apoyaban a acabar con todo aquel que se le opusiera, y especialmente con los que tuviesen los “especiales” con el poder para derrotarlo, fue el golpe más fuerte a nuestra nación.
La isla se volvió un verdadero infierno, un infierno en la tundra, pero así es la guerra, no discrimina y daña a todo el que pueda, yo tan solo era un niño, tenía apenas 6 años, era 8 de Abril, en la mañana, solo recuerdo que me encontraba jugando, en una de las colinas a orillas de Breeze City con otros niños, cuyos nombres no puedo recordar pero específicamente uno de ellos me llamaría la atención recordar, el cual me dijo que no fuese cobarde y subiera más alto en la colina, así que por el me decidí a subir un poco mas y seguimos jugando con bolas de nieve, repentinamente entre todo eso nos percatamos de que algo se avecinaba, cuando comenzaron a sonar explosiones y disparos a lo lejos, algo malo pasaba en la ciudad, nuestra familia estaba allí, cuando pensé en eso me asuste mucho y para empeorar las cosas algo enorme había salido de entre una montaña enorme de nieve, su salida causo una gigantesca avalancha que sepulto a más de la mitad de la ciudad, y a mi junto a ella, esa cosa era un reptil gigante de más de 20 Metros de altura, al parecer era controlado por el Ejército Imperial de Rosso y eso fue lo último que vi, la nieve sepultándome y separándome de todo y todos, aquella bestia acabo con la ciudad entera al igual que el Ejército Imperial se apoderó de la capital, el reino estaba cayendo en pedazos.
Nunca sabemos que hacer o pensar en momentos así, si arrinconarnos a temblar o simplemente tirarnos a llorar, todo lo que viste en una vida cambia por solo una acción, todo se deforma por efecto de la voluntad negativa de una persona a la que ni siquiera conoces, cuando me levante de entre la nieve no entendía por qué seguía vivo, creí que la avalancha me mataría, pero ahora si estaba solo, y probablemente los niños con quienes estaba si habían, muerto ¿Habrá sido un milagro? Pensé. Aun así sería en vano, estaba solo, lo único que veía era la mitad de una enorme ciudad sepultada bajo la nieve, solo los edificios sobresalían de entre la nieve, algunos a punto de caer, al escuchar el sonido del rugido de aquella bestia en la lejanía, sabía que si me quedaba cerca de la ciudad me mataría, tuve un impulso instintivo de salir corriendo de allí, y corrí lo más rápido que pude a través de un camino ya algo abandonado donde pasaban vehículos ligeros hace años y los animales de carga, lo hice hasta cansarme, luego me iba adentrando un poco en el bosque y comencé a caminar un poco, no sabía si quiera a donde iba, me asustaba el sonido de los animales del bosque pero aun así seguí caminando en línea recta, cuando llevaba más de cuatro horas caminando sin parar, estaba hambriento, desorientado y cansado, así que me senté abrazando mis piernas a llorar, junto a una vieja señal en el camino que ya se estaba cayendo y para empeorar la situación comenzaba una fuerte ventisca, entre la nieve no podía ver nada y comenzaba a escuchar muchos sonidos, primero los aullidos de unos lobos que luego se alejaban y luego unos pasos, pensé que si la tormenta no me mataba, lo que sea que se acercara lo haría, pero tenía tanto frío que no pude reaccionar, así que deje que se acercara a mí, me asuste al ver su silueta entre la tormenta, pero era solo un anciano, con una túnica su cabello era tan largo que no permitía que se le vieran bien los ojos y tenía una gran barba, parecía muy simpático, llevaba un bastón e iba junto a un burro de carga que llevaba suministros, se acerco a mí y me habló.
¿Oye joven, que haces por aquí en un día tan frío como este? ¿Te has perdido? – Me preguntó.
Se-señor, e-estoy perdido y-y no te-tengo a do-donde ir, a-ayúdeme. – Dije titubeando por el frío y llorando al final.
Jajá – Carcajeo el anciano un poco – Es obvio que no voy a dejar que te congeles en esta tormenta, sería inhumano. – Dijo en un tono chistoso y extendió su mano hacia mí, para que me levantara.
Gra-gracias – Respondí sonriendo un poco tras tomar su mano y levantarme.
El anciano me dio una manta, para que me abrigara un poco mientras caminaba, pasamos cerca de dos horas caminando, cuando llegamos a su hogar ya era de noche, el lugar era como un enorme dojo, muy espacioso, pero no estaba solo, también estaba una linda niña de más o menos mi edad, de cabello blanco y ojos azules con un kimono que al parecer le quedaba algo grande, se podría deducir que seguro el anciano se lo dio y un adolescente hiperactivo de cabello y ojos café que vestía una camisa sin mangas roja y pantalones cortos blancos, que tenia mas pinta de recogido del caos que había allá fuera, había una gran chimenea en el lugar, cuando vi más gente me comencé a sentir un poco más a gusto, pero no por ello deje de estar triste por lo que me paso, al parecer ellos también fueron rescatados, mucha gente al parecer había perdido a sus familias y sus hogares cuando comenzó el ataque Imperial, yo no quería decir nada de mí, aunque el anciano me dijo su nombre, Atsuya Snowstorm, nos dio de comer y me acosté en la cama de una de las habitaciones del dojo, por lo que hable con el anciano al parecer ese dojo estuvo vacio por años, el maestro estaba retirado, pero pensaba que podría ayudar dando espacio a gente que lo necesitara en su casa, al escuchar eso me pareció genial.
Así fueron pasando unos días y llegaba más gente, no solo niños y jóvenes, incluso algunos adultos que quedaron sin sus hogares y estaban solos, algunos estaban con algún miembro de su familia, yo me sentía mal, pero pensaba que podría estar peor, así que intente adaptarme, y así sucedió, aislado del caos, y aislado de muchos problemas, iniciando una nueva vida, pero por más que lo intentemos no podemos huir para siempre de lo que pasa a nuestro alrededor, y eso sería algo que no descubriría sino hasta varios años después… La paz no es eterna, y en algún momento alguien más se cruzara en tu camino…
CAPITULO 1 - Versión MoonCold
- Spoiler:
- Aunque no busques problemas, ellos te encontraránYa habían pasado 7 años desde el incidente, el tiempo pasaba más rápido de lo que cualquiera notara, yo ya tenía 13 años, y esa pequeña locación en el Monte Melyn, ya se había vuelto una pequeña aldea, entre los que llegaron algunos eran leñadores así que algunos construyeron sus cabañas alrededor, e incluso algunos talleres, ya para esta época todos se habían mudado fuera del dojo excepto los jóvenes huérfanos, yo era uno de los que se quedaban en el dojo, los que no teníamos familia ayudábamos en muchas cosas, algunos días buscábamos fruta en el bosque, recogíamos trigo para el panadero o buscábamos agua en el manantial, además el Maestro Atsuya nos enseñaba algo de artes marciales para defendernos de la naturaleza en caso de que lo necesitáramos, para ser una villa tan pequeña era un lugar bastante pacifico y no dependíamos de nadie de afuera, estábamos aislados de todo, ya que todos eran conscientes del caos que había en la ciudad.
Era un día normal, yo regresaba con mis amigos Verna y Rosh, de recoger algo de fruta para la despensa de la villa, cuando poníamos la fruta en la despensa entro el maestro Atsuya a hablar con nosotros.
Hola niños, y adulto joven – Dijo el anciano apoyando sus dos manos sobre su bastón.
Hola señor discriminador… – Dijo Rosh viéndolo de forma despreciable, con los brazos cruzados y luego le dio la espalda de forma indiferente.
Ja-ja… Hola maestro… – Respondimos Verna y yo algo avergonzados por la actitud inmadura de nuestro compañero.
Niños, vine a hablarles porque necesito un favor en el dojo, se me perdió algo y… ya saben. – Les pidió algo avergonzado al final.
¿Qué se habrá perdido esta semana? – Pregunté retóricamente y comencé a caminar junto a los otros dos al dojo.
Cuando entramos a la habitación del maestro, el lugar era un desastre, había tanta basura que no se veía el suelo, y además había montañas de ropa y de papel enormes, no se podían siquiera diferenciar los libros de la basura, ni siquiera se podía diferenciar donde terminaba una cosa y comenzaba la otra.
Por Dios… ¿Esto es en serio…? – Preguntó Verna un poco indignada.
Suerte en encontrar mi pergamino de Artes Ocultas, niños. – Dijo el maestro de forma burlesca y mientras salía del lugar.
Cielos… esto tardará una eternidad… - Dijo Rosh.
¿Y a que se refería con artes ocultas? ¿Hay algo que no nos haya enseñado aún? – Me pregunté.
Ya sabes cómo son los “Maestros Ancianos” – Respondió Rosh al escuchar mi pregunta de forma cómica.
Verna se quedó parada pensando donde buscar, Rosh comenzó a lanzar basura de un lado para otro y yo simplemente comencé a sacar basura poco a poco en una cesta, el maestro los veía cómodamente sentado en un sillón con cojines y tomando té caliente, parecía disfrutar hacer a los jóvenes trabajar para él, pero su diversión no sería eterna.
Se escucho el sonido de cómo se derrumbaba una casa, todos en el dojo salimos a ver qué pasaba, algunos soldados del ejército real estaban amenazando a la gente de la villa, la corona considera lugares así una obra de la resistencia, ya que estaban aislados del reino y lo tomaban como actividad rebelde, los dos leñadores intentaron oponerse, pero los soldados solo respondieron disparándoles y acabando con sus vidas, luego preguntaron que si los demás querían tener el mismo destino y retuvieron a la gente en el dojo, algunos intentaron huir despavoridos, pero eso solo resulto en muerte, yo me encontraba allí junto a Verna, Rosh y el Maestro, también estaban el panadero y dos mujeres mas, todos tenían miedo, los militares les dijeron que no se movieran hasta que recibieran ordenes, pero yo por más miedo que tuviese, sabía que no debía permitir que acabaran con la poca gente que aun tenía, así que decidí hablar en voz baja con los demás.
Chicos, tengo un idea… se que sonará algo peligrosa, pero es lo único que podemos hacer, sino nos matarán de una forma u otra. – Les dije en voz baja.
Blizz, no vayas a hacer una locura. – Me dijo Verna.
Si, no hagas nad- Intentaba decir Rosh, pero le tapé la boca porque estaba a punto de hablar alto.
Yo los distraeré y ustedes huirán con el maestro por la puerta secreta… ¿Bien? – Les propuse, ocultando el enorme miedo que tenía.
Hmmm… Si eso es lo que quieres, está bien... espero que te vaya bien pase lo que pase, chico. – Dijo el maestro.
Moví mi cabeza en sentido de afirmación y los intente calmar con una sonrisa, para aparentar seguridad, pero los chicos estaban tristes por mí, el maestro por otra parte estaba sonriente, quizás porque estaba mostrando algo de valor, me abalancé sobre un soldado y le di un golpe en la cara, derribándolo, los otros dos me apuntaron, mientras los chicos huían con el anciano, cuando los soldados se percataron que los otros huían, en lugar de dispararme, me tomaron y me golpearon fuertemente como venganza, pero algo comenzó a pasar conmigo, sentía que quizás era el final ¿Pero acaso debía rendirme? En ese momento comencé a recordar algo que me dijo el maestro unos años atrás “Por más fuerte que sea la tormenta, solo luchando saldremos de ella” – Entonces comencé a sentir una sensación extraña y reconfortante, y luego comenzó a brotar una energía azul de mi cuerpo, los soldados se asustaron y buscaron sus rifles, cuando subí la vista mis ojos cambiaron de azul oscuro a un azul mucho más claro y brillaban.
¡Deténganse! – Les grité, luego el resto lo hizo quizás el instinto, me agache y di una fuerte patada al nivel del suelo, la energía que desprendía de ella paso al suelo y rápidamente dejo a los soldados congelados, todo paso tan rápido como un parpadeo, quedaron encerrados en hielo, un soldado que entraba lo vio y salió corriendo.
Para mi suerte no fueron demasiados soldados los que irrumpieron en la villa, pero cuando vi lo que hice huí llorando del lugar, me sentía un fenómeno, un monstruo sobrenatural y ahora sí, estaba solo y si me quedaba allí, me matarían, así que corrí por el bosque, sin pensar siquiera que haría, mi destino era obviamente incierto...
CAPITULO 2 - Versión MoonCold
- Spoiler:
- ¡Qué impaciencia! ¡La Resistencia!
Yo ya me había percatado de que era el más rápido en toda la villa, pero pensé que quizás solo era un don, nunca pensé que me convertiría en... esto, corría a toda velocidad por el bosque, llegando a puntos que desconocía, solo buscando un sitio seguro donde pasar la noche, pero anocheció y yo aun no encontraba un lugar, se escuchaban todos los sonidos del bosque y había algo de neblina en lo bajo, cerca del suelo, la neblina me llegaba a las rodillas, sentía como si fuese un deja vu, me recordaba a aquel día tan traumante de mi infancia, y luego escuche el aullido de los lobos para empeorar el recuerdo, me comenzaba a asustar, así que subí a un árbol cerca de un claro y decidí pasar la noche sobre él, pero aun pese al miedo, el cansancio me termino derribando, así que comencé a dormir y pasaron cerca de dos horas, pero el sueño no era muy agradable, se me venía a la mente todo lo que me paso en el día y soñé con un montón de gente a mi alrededor, burlándose de mí y juzgándome y especialmente lo mal que me tomarían mis amigos si se enteraran de mis poderes, además al final me tomo por sorpresa la escena de mi infancia, yo jugando con otro niño, de cabello gris, como yo, pero no podía distinguir su rostro y escuchaba como me decía “¡Siempre estaremos juntos, seremos el equipo perfecto!”, lo cual hizo que me sobrecargara, me desperté gritando, algo en eso me causaba desesperación, quizás el hecho de no poder recordar al niño, o quizás porque lo más probable es que haya muerto, eso me causo aun más miedo, pero al menos algo paso para distraerme de todo ese desastre mental, eran unos hombres que eran perseguidos por unos robots, a juzgar por sus ropas seguro también eran gente aislada del imperio, y los robots eran dos robots militares genéricos, pensé que si podía repetir lo del dojo, podría ayudarlos, así que me tiré del árbol y corrí hacia los robots gritando que se detuvieran, curiosamente ellos lo hicieron y me quedaron mirando fijamente.
ADOLESCENTE… CABELLO LARGO, CAIDO Y GRIS… OJOS AZULES… BUFANDA BEIGE… DATOS COINCIDEN CON EL FUGITIVO 58904, CATALOGADO COMO “AMENAZA LEVE”, PASANDO A MODO DE ATAQUE-PERSECUCIÓN. – Dijeron los robots, lo que me dejo indignado, para luego transformarse de sus formas de capsulas elípticas con cabeza y hombros a tener brazos armados, cambios en su estructura y varios propulsores extras.
Esas cosas venían por mí y yo quise hacerme el valiente así que intente hacer lo de la patada congelante, pero fallo, no salió nada así que me atacaron embistiéndome para luego dispararme, milagrosamente sus disparos de energía, no me hicieron tanto daño como pensaba, pero si me causaban bastante dolor, intente hacerlo de nuevo y termine derribado en el suelo nuevamente, la tercera vez se volvió a encender la energía, los robots exclamaron “CAMBIO EN LA AMENAZA”, luego volví a intentar el ataque y los pude dejar finalmente congelados, pero yo estaba débil y para rematar la suerte no estaba de mi lado.
Entre la neblina veía una aparición, era otro chico, de cabello rojo oscuro, de ojos aguamarina, llevaba una chaqueta negra y roja y su pantalón era de una tela similar, se veía muy seguro de sí mismo y en cuanto me vio comenzó a hablar.
¿Es este el que ha causado tantos problemas…? – Se preguntó.
¿¡Qu-quién eres…!? – Le pregunté asustado y débil.
Soy Fuoco, Fuoco Della Rosa, Guerrero Aural del Real Ejercito del Imperio Rojo, ahora sin más, hare que tu muerte sea lo más rápida y dolora que pueda. – Dijo para luego encenderse con un aura en llamas, y especialmente sus pies se encendieron, luego comenzó a correr como si patinara sobre la nieve a una gran velocidad.
Intente correr lo más rápido que pude, pero me tropecé y caí en un arbusto, y luego curiosamente cayo un enorme relámpago azul en el bosque, así que el pelirrojo se despisto y se fue a buscarme por el bosque, cuando pude analizar me fije que entonces yo no era la única persona así, con poderes, estaba algo aliviado hasta que sentí una mano en mi hombro y escuche una voz, me puse a gritar por el susto, pero me tapé la boca para que nadie me escuchara.
De la que te he salvado… – Me dijo el chico de cabello azul con una sonrisa simpática y algo arrogante, me fije que llevaba un uniforme similar al del pelirrojo, pero a diferencia de él, su chaqueta era blanca y azul y tenía dos relámpagos amarillos y sus pantalones eran azules.
¿Ho-hola… tú… eres uno de ellos? – Pregunte asustado y sorprendido.
¿Cómo crees…? Y disculpa por el susto, yo soy Zed Reddo, Guerrero Aural de las Fuerzas del Norte, un gusto, chico ventisca. – Dijo, se veía seguro de sí mismo y si aparentaba ser lo que decía, se veía como todo un guerrero.
Yo soy… Blizzard White, me puedes llamar Blizz… por cierto… ¿“Guerrero Aural” significa que tienes poderes…? ¿Y… que son las Fuerzas del Norte? – Pregunté algo dudoso, no sabía cómo reaccionar frente a él.
Si… es el termino que usamos para referirnos a los que somos “Especiales”, y vi lo que hiciste, así que supongo que también lo eres… y las Fuerzas del Norte somos el grupo de guerreros y militares que luchamos por la liberación de este reino de las manos del Imperio Rojo, o como nos suelen decir somos la Resistencia. – Me respondió, luego se levantó.
Tu seguro fuiste quien creó el relámpago, entonces… eres increíble… muchas gracias… – Le dije muy agradecido con una sonrisa, levantándome también, aunque sin ocultar el dolor que sentía por mis heridas.
Al parecer no estás en muy buen estado, si quieres te puedo llevar a la base en la que me encuentro ahora a ver qué pueden hacer en la enfermería por ti, no podemos darnos el lujo de perder a otro aural… – Dijo al ver mis heridas y mi ropa algo rota.
¿Por qué los aurales parecen ser tan importantes…? – Pregunté.
¿Acaso bromeas…? Un aural bien entrenado vale por más de 100 soldados, incluso se sabe de aurales que pueden arrasar con ejércitos enteros ¿Y aun así dudas de nuestra importancia? Nosotros somos quienes tenemos en nuestra mano, el poder, el poder para cambiar todo a nuestro alrededor, y es por eso que lucho junto a las Fuerzas del Norte, para hacer de esto un lugar mejor. – Respondió algo indignado por mi pregunta.
Así que… realmente… no soy un fenómeno… soy especial… ¡Genial! – Concluí en eso, y al exclamar di un salto, pero el dolor me corto la emoción.
Mejor nos vamos… - Dijo y luego me llevó a través del bosque hacia un campamento perdido entre los árboles.
Pasamos bastante tiempo caminando, al menos me ayudó a mantenerme en pie, cuando llegamos me dejo con el enfermero que me atendió sin decir una sola palabra, era un tipo bastante raro, Zed se quedo hablando con un militar, un tipo que se veía musculoso y se veía rudo, mas yo no pude escuchar su conversación, mientras tanto las medicinas me curaban rápidamente y luego entró Zed a preguntar cómo me sentía.
¡Me siento genial! – Exclamé.
Qué bien, chico ventisca, quiero decir, Blizzard. – Me dijo algo contento por mí.
Y estuve pensando… y creo que… ehm… me gustaría formar parte de la resistencia… – Le dije algo nervioso.
Hehe… – Se escucho una leve risa de él, cerró los ojos y hablo con algo de seguridad – Pues, creo que estaría bien ¿Crees que soportaras entrenar y fortalecerte para proteger a tu gente? – Preguntó.
Yo… ¡Sí! ¡No importa!¡Ayudaré a mejorar esta isla! – Respondí pasando de inseguro a animado.
Bien… tenemos un nuevo guerrero… un soldado te asignara tu tienda de campaña, mañana te enseñare todo lo que debes saber… – Dijo y luego se retiró.
Me quede esperando al soldado que me ayudaría, y me dijo que debía hacer, luego entre a mi tienda y me puse a dormir más feliz por lo poco que quedaba de noche, además me tocaría un gran día… comenzaría una nueva vida…
CAPITULO 3 - Versión MoonCold
- Spoiler:
- ¡Duro Entrenamiento en la Montaña! ¡La Batalla Inicia!
Ya comenzaba, me hicieron despertar como a las cinco de la mañana, así que realmente dormí muy poco, estaba un poco atontado, así que tuve que echarme agua fría en la cara poder despabilarme, pregunte que debía hacer a los guardias que estaban conmigo, pero dijeron que esperara a Zed, asi que me quede sentado frente a una de esas cajas raras recubiertas de tela, que no tenía ni idea de que contenían, hasta que el llego.
¿Qué tal la noche, hielito? – Preguntó Zed.
Bastante… Ehm… Corta… – Respondí, con algo de ironía.
Obviamente, lo de anoche nos quito bastante tiempo, en fin, es mejor evitarlo a partir de ahora, hoy comenzará tu entrenamiento, yo te daré una pequeña introducción antes de irme de misión ¿Entendido? – Me dijo.
Entendido. – Afirmé.
Bien, eso que hay en ese paquete, es tu equipo, lo que usaras mientras estés con nosotros, además de que tu ropa está un poco… "rota" – Dijo señalando el paquete donde yo estaba sentado.
¿Aquí…? – Entonces abrí el paquete, y encontré una chaqueta y pantalones blancos con azul, se veían bastante bien, además ene le paquete también había una protección antibalas que se veía bastante ligera y delgada. – ¿Porqué todos los "Guerreros Aurales" usan este tipo de ropa? ¿Y porque la mía es diferente a la tuya? – Pregunté.
Hay varias razones, es bastante flexible, lo cual nos permite libre movilidad, es muy resistente, puede resistir balas y ataques con facilidad, y cuando no, tienes la protección interna que ayuda bastante, a través de ella si nunca atravesará una bala, cada guerrero tiene su propio uniforme, lo hacemos para diferenciarnos de los soldados comunes e incluso de otros guerreros, además, eso le impide saber al enemigo a simple vista si eres uno de ellos o un enemigo, porque incluso sus propios aurales cuentan con un uniforme distinto cada uno, y, pues… eso creo que es todo, ve con el capitán Sergei y el te dará la inducción a tu entrenamiento, hasta luego… Es tiempo de ir de misión. – Dijo para luego girarse e ir a otro lado.
Me quede preguntándome quien era el Capitán Sergei, luego le pregunté a algunos soldados y me dijeron donde encontrarlo, camine a través del campamento hasta encontrarlo, era mucho más aterrador de lo que creía, era un tipo grande, musculoso y de aspecto rudo y de corte militar, cuando lo vi tenía hasta miedo de hablarle, pero él se me adelantó.
¿Tú debes ser el nuevo, no? – Preguntó.
S-sí, se-señor. – Respondí temblando y tragando saliva.
Es extraño tener a otro Aural aquí… – Dijo.
¿Acaso Zed es el único, señor? – Pregunté.
Si, al menos en este campamento, hasta que llegaste tu, es hora de que comiences a entrenar, debes considerar que en vista de tus poderes, tu entrenamiento será diez veces mas duro que el de un soldado común ¿Crees poder afrontarlo? – Preguntó.
S-si… ¡Si, Señor! – Dije con un poco mas de confianza al final.
El entrenamiento comenzó, primero me hizo calentar, pero cada vez que cometía un error me sancionaba con más trabajo físico, solo con esa media hora de calentamiento ya estaba agotado, primero me hizo darle varias vueltas a medio bosque, mientras corría vi a vario soldados que también lo hacían, a mi me obligaron a hacerlo muchísimas veces más porque era rápido como el viento, y me hicieron correr por más de una hora, luego me hicieron pasar varias veces por debajo de las alambradas, luego subir por el peñasco y luego romper dos tablas de una patada, y hacer ese ciclo muchas veces, y el último entrenamiento fue el mas infernal, me comenzarían a lanzar troncos cuenta a bajo y yo tendría que esquivarlos, a simple vista parece fácil, pero con el cansancio que tenía, costaba bastante, sentía como si todo a mi alrededor se ralentizara, era horrible, solo cuando ya estaba anocheciendo me dejaron descansar, y lo peor es que repetiría ese entrenamiento, al terminar me fui a cenar e intente irme a dormir, pero algo no me dejaba tranquilo, así que salí un rato a ver las estrellas, al menos tenía permiso para salir, aunque no del campamento, pero era algo, entonces me encontré nuevamente con Zed.
¿Cómo fue tu día? – Me preguntó.
Infernal… ¿Y el tuyo…? – Pregunté.
Normal… Supongo… Y también se lo que es ese entrenamiento, es duro, pero tenemos que hacerlo, no podemos perder el tiempo, ya la resistencia está en crisis… – Dijo.
¿En crisis? ¿Por qué? – Pregunté.
Simple, ellos lo tienen todo, el Ejercito Real nos supera en número, además ellos tienen a prácticamente todos los aurales, al menos los pocos que aún quedan… Por eso atesoramos a los pocos que encontramos, así como tú, o yo. – Respondió.
Que mal… Lo que me recuerda… ¿Por qué aun no he visto a ningún aural adulto? – Pregunté.
¿Acaso no lo sabes? El Rey cuando subió al poder hizo que mataran a todos aquellos que tuviesen el poder como para detenerlo, es decir a todos los aurales adultos registrados, especialmente los que estuviesen en su contra, adultos quizás nada mas queden los que ya eran de el ejército y estaban de su lado y los que estén ocultos en el bosque… y lo peor es que se aprovecharon de todo lo que hicieron, crearon un enorme centro a donde llevaban a los hijos de los aurales, probablemente para lavarles el cerebro y hacerlos trabajar para ellos algún día… – Respondió.
Que horrible… ¿Aquel chico que me atacó, sería uno de ellos? – Pregunté.
Es probable, no lo se a ciencia cierta. – Dijo.
Ya sé que estoy preguntando mucho, pero… ¿Cómo es que sabes tanto de esto? – Pregunté nuevamente.
No hay problema, hielito, ¿Realmente quieres saberlo? Pues yo se tanto sobre eso… porque yo lo viví. – Respondió.
¿Eh? ¿Cómo es eso? – No sabía cómo reaccionar, quede boquiabierto.
Los poderes aurales son hereditarios, mi padre por tanto también lo era, y murió a manos del Imperio Rojo, a diferencia de ti, yo si conocía sobre el hecho de que quizás sí tendría poderes, ellos intentaron llevarme a uno de los primeros orfanatos blindados de la capital, pero luego de pasar un año en ese lugar, obtuve mis poderes, pero no se lo hice saber a los soldados porque si no me apartarían, yo quería escapar de allí, así que me puse de acuerdo con el único en el que podía confiar… un niño de cabello negro bastante tímido que estaba allí, su nombre no lo recuerdo, parecía bastante miedoso, pero dijo que quería escapar conmigo, use mis poderes un día para abrirme paso por los ductos y buscar una salida, cuando salimos, el niño y yo tomamos caminos separados para estar seguros, ellos sabían que habíamos escapado, no se qué habrá sido de ese niño… Así que un día en los caminos me encontré con la resistencia, con Sergei, el me acogió y me ayudo a ser quien soy hoy… – Contó.
Sergei se ve muy rudo, pero así como lo cuentas, parece muy buena persona… – Comenté.
Y así es, el es el mejor… – Dijo con una sonrisa.
Y con eso terminamos la charla, intente volver a irme a dormir, y así fueron mis días en ese entonces, entrenamiento, tras entrenamiento, cada vez más duro, nunca me mandaban a una misión, pero al menos ver el cómo mejoraba, me hacía sentir mejor, y ya con la practica mejore muchísimas cosas, ya dominaba mi ataque, e incluso lo bautice Ice Path, y Zed estuvo intentando enseñarme a canalizar mi energía a través de esferas aurales, pero nunca lo hacía bien.
Ya había pasado más de un mes desde que deje la villa, me preguntaba como estarían mis amigos y el maestro, pero solo el saber que si tenía la fuerza para protegerlos, estarían mejor, me animaba mas a entrenar, quería ser tan fuerte como Zed o como aquel chico pelirrojo, pero nuevamente, uno nunca pasa demasiado tiempo alegre.
Una tropa del Ejercito Real, dio con nuestro campamento, e iniciaron el ataque, y lo peor es que yo estaba en medio del fuego cruzado, tratando de escapar, pero cuando logre salir, me topé con una cara conocida, no demasiado agradable, aquél pelirrojo de hace tiempo.
Con que ahora en la resistencia… Escoria siempre será escoria… – Dijo.
¡Calla, idiota! – Dije dándole un golpe en la cara, con la suficiente fuerza como para alejarlo de mí.
Jaja… – Río un poco con la mano en la cara – Creo que te subestime, bajando la guardia, pero… ¿Crees acaso que volverá a pasar? – Dijo poniendo una expresión mas seria, su mirada me paralizó, se veía realmente enojado.
Se me lanzo encima patinando en llamas sobre el terreno, y me dio una patada explosiva que me lanzó contra un árbol, me dolía bastante el abdomen por el ataque, entonces, creó una esfera aural de fuego y la pateo encendido en un tornado de fuego, la esfera salió disparada hacia mí como un explosivo ataque de fuego, lo intente detener con mi Ice Path, pero era demasiado fuerte, exploto sobre mí y me dejo tirado en el suelo.
Eso es lo que les pasa a los que me desafían… – Dijo poniéndome el pie encima.
Pero milagrosamente Zed llegó de su misión, me ayudo explotando a Fuoco nuevamente con su Lightning Z, el ataque eléctrico lo lanzo a volar muy lejos, luego Zed se lanzo sobre él, pero Fuoco lo esquivo y contraatacó, Zed era más rápido, pero Fuoco parecía tener más estabilidad, Zed intentó atacarlo con un golpe eléctrico, el Plasma Blade, pero Fuoco lo hizo estallar con un señuelo de Fuego, yo me logré levantar e hice un intento de esfera aural, pero en lugar de hacerlo con las manos, lo hice con mis piernas, la hice chocar contra el suelo y de una vuelta la patee con toda mi fuerza, lanzando un ataque que dejó a Fuoco congelado en una montaña de hielo, mientras el intentaba hacer un ataque mucho más fuerte para Zed, en vista de el caos, Zed me tomo debajo del hombro y nos fuimos de allí con los que se estaban llevando lo que pudiesen del campamento, perdimos muchos hombres, pero yo sentí que gané mi pelea.
Eso estuvo… cerca… – Dijo Zed, cuando íbamos en una camioneta por el bosque, con otros soldados.
Si… al menos pudimos neutralizarlos un poco… ¿Pudieron recoger todo lo que era de importancia? – Pregunté.
Casi todo… pero las vidas que se perdieron hoy, son algo que no podremos recuperar… y eso dejara a nuestras fuerzas aun más débiles… – Dijo Sergei.
Si, las cosas se pondrán feas a partir de ahora… – Agregó Zed.
White… Prepárate, cuando estés recuperado, iras a la acción, ya estás listo para enfrentarte a ellos, y ayudarnos a buscar recursos de las bases del sur, debemos recuperarnos, y solo si todos ponemos de nuestra parte, podremos hacerlo. – Dijo Segei.
¡Entendido, Capitán! – Afirmé.
Zed, mientras tanto, se veía distraído, viendo por la ventana, con la mirada perdida, me causo algo de curiosidad.
¿Te sucede algo? – Pregunté.
Si, ellos seguro destruirán la aldea que hemos estado ayudando las últimas semanas, todo lo que hicimos… perdido… y más vidas perdidas en vano… – Respondió.
No te preocupes, solo debemos tener fe en que estarán bien, y sobre todo, fe en nosotros mismos, ya tenemos otra razón para salir adelante. – Le dije.
Hielito, se ve que has aprendido bastante últimamente… – Dijo sonriendo levemente, pero volvió a ver por la ventana.
Luego llegamos a un claro en el bosque, bastante alejado, cuyo acceso era bastante difícil, eso era beneficioso, allí comenzamos a armar un nuevo campamento, ya estaba bien, gracias a las pociones de la enfermería, así que ayudaba a instalar el campamento, Sergei decía que pronto sería mi primera misión, quería estar preparado, y así tener una nueva victoria.
CAPITULO 4 - Versión MoonCold
- Spoiler:
- Una Nueva Etapa, La Primera Misión.
Ya era de mañana, no había dormido nada, pase toda la noche ayudando a los demás a instalar el nuevo campamento, todos estaban muertos del cansancio, pasábamos por un momento duro, el capitán dijo que podíamos descansar unas horas, enviaría a uno de nosotros a una de las bases del norte, en vista del estado en el que se encontraba la tropa, decidió enviar a Lade Blamsther, un soldado joven, yo estaba muy cansado, pero no dejaría que él fuera solo, si lo interceptaban el camino estaríamos perdidos, así que decidí hablar con Sergei.
Capitán, no puedo permitir que Lade vaya solo a enviar el mensaje a los campamentos del sur… En este momento es muy peligroso salir, hay soldados enemigos dispersados en todo el bosque, solo esperando a que salga uno de nosotros ¿Cree que es seguro hacer esto? – Le dije.
Soldado, conozco tan bien como tú los peligros que hay allá fuera, no es momento para cuestionar mis órdenes, se el porqué lo hago. – Respondió.
En serio, Ventisca, el capitán sabe lo que hace… – Dijo Zed.
¡No! ¡No lo permitiré! ¡Iré lo quieran o no! – Les dije a ambos en un tono más agresivo de lo que acostumbro.
Normalmente si un soldado me hablase así, lo haría tragar polvo, en vista de que contigo no puedo hacer eso, está bien, haz lo que se te venga en gana, pero ten en cuenta de que si fallas esta misión, tendrás un fuerte castigo. – Dijo el Capitán.
¡Genial! Gracias, Capitán, no permitiré que le suceda nada. – Respondí sonriente, para luego correr a prepararme.
El chico no sabe obedecer órdenes, eso está mal… – Le dijo Zed al Capitán.
Tenía pensado hacer eso solo una distracción, pero algo en el me dice que esto si funcionará, solo esperemos que no nos descubran… – Añadió Sergei.
Yo ya me estaba preparando, puse algunos suministros en mi mochila, desempolvé un poco la ropa que llevaba, y además llevé la espada corta que me dio Zed en una funda amarrada a mi cinturón, cuando estaba lavándome la cara para estar bien despierto, entró Lade a hablar conmigo.
Fue noble lo que hiciste, niño, yo iba a afrontar esto con seguridad, ya lo he hecho antes, pero… ¿En serio quieres arriesgarte? – Preguntó.
No me interesa, se que tu o cualquiera que enviaran sería un blanco fácil, el cansancio, la neblina, el bosque inundado de soldados enemigos… Y mientras más seguridad tengamos, mejor, además, quiero conocer las bases del sur. – Dije con una sonrisa algo picara al final, agachado, ajustando las cintas de mis zapatos.
Doble sentido… ¿Eh? En fin, ya estoy listo, solo venía por ti. – Dijo.
Yo también estoy listo, vamos. – Dije sonriendo y con el pulgar en alto.
Entonces partimos del campamento, con una brújula, buscando los campamentos del sur, a través del inmenso bosque blanco, la neblina era bastante densa, Lade iba muy alerta, con su rifle en mano, aunque realmente era bastante tedioso, debíamos detenernos frente a cualquier ruido fuerte, así que avanzamos mucho las primeras horas, hasta que el fuerte viento comenzó a despejar la neblina, luego de un rato, nos dispararon, Lade se puso tras un árbol, y yo subí sobre el y comencé a saltar ramas para ver de dónde venían, con mi velocidad no era problema, y aun mejor, por el sonido de las ramas moviéndose ellos no podían saber donde estaba por lo rápido que lo hacía, cuando tuve la oportunidad de ver donde se ocultaban, lancé una bengala para delatar su posición, y que así mi compañero pudiese atacar, milagrosamente pudo derribarlos, yo tome lo que nos pudiese ser útil de ellos, no está bien robar a un muerto, pero si es el enemigo, no creo que tengan mucha dignidad, o si no, no harían lo que hacen.
Tras ese incidente, decidimos tomar otro camino para despistarlos y retomar el camino más adelante, Lade parecía ser un gran estratega, pero al parecer ellos ya estaban conscientes y descifraron luego de un tiempo nuestro plan del rodeo, pero no fue muy bonito como lo hicieron, íbamos caminando y yo ya estaba entrecerrando los ojos del cansancio, cuando comenzó a soplar un fuerte viento, yo creía que era normal, en un principio, Lade, por otro lado se puso en guardia.
¡Quien está allí? – Preguntó Lade
Lo mismo les pregunto... – Dijo el otro, resulto ser un chico de entre 15 y 17 años, de cabello negro, ojos verdes, piel pálida, tenía un uniforme negro con verde, así que suponía que era un guerrero "especial", del Ejército Rojo.
Ajém, no tengo permitido hablar con extraños, así que mejor apártate. – Dije en un tono burlesco.
Blizzard, no lo empeores… – Dijo Lade, en voz baja.
Bastante altanero el niño de blanco… ¿Sabes acaso quién soy? – Dijo.
No sé, ni me interesa saberlo. – Dije rápidamente en cuanto hizo la pregunta.
No ayudes tanto… – Dijo Lade molesto por mi conducta.
Veamos lo que puedes hacer, hare que te comas todo tu orgullo, chico blanco, yo soy Elio De Vant, Guerrero Quinetico del Ejército Rojo, ahora, come algo de viento… – Dijo chasqueando los dedos y mandándome a volar con mucha intensidad contra un árbol con el viento.
¡Blizzard! – Exclamó, Lade y comenzó a dispararle a Elio, quien solo subió con gran fuerza su mano izquierda y creo una corriente de aire lo suficientemente fuerte como para desviar las balas hacia arriba.
Que bestia… ¿Qué demonios es? No utiliza concentración energía para hacer lo que hace… – Pensé. – Para que lo sepas… no me llamo "Niño Blanco", soy… Blizzard White. – Dije levantándome algo adolorido, pero intentando aparentar seguridad.
Volvió a chasquear los dedos, pero intenté crear un cortaviento con un pilar de hielo generado por mi Ice Path, que al parecer funcionó, luego salí corriendo a toda velocidad y mantuve mi mano sobre su pecho y lo hice chocar contra varios árboles, pero me parecía sospechoso, no era como los otros aurales que había enfrentado, no era rápido, ni fuerte, me preguntaba qué demonios era, pero simplemente sonrió y lanzó un tornado enorme contra mí, que me hizo mucho daño.
¿¡Qué-qué… qué demonios eres!? – Pregunté algo asustado.
Soy un Eoloquinetico, controlo el viento a voluntad, no soy como ustedes, los aurales, yo no necesito energía, solo donde haya aire, haré lo que se me antoje… – Dijo, pero en el momento, Lade le comenzó a disparar por la espalda, aunque no pudo traspasar su chaleco, solo su ropa, lo pudo distraer y hacer que me diera la espalda, pero le lanzo una fuerte corriente de aire que le pudo hacer bastante daño.
¡Un buen guerrero nunca da la espalda, ni baja la guardia! ¡Glacial Breeze! – Exclamé y volví a enviar la técnica con la que pude congelar a Fuoco, lo deje atrapado en un montaña de hielo tal y como lo esperaba.
Al parecer no era tan resistente como un Aural, solo era más fuerte, pero como siempre he dicho "Si no tienes una buena defensa, ni tener el mejor ataque sirve de algo", al congelarlo me tire al piso a descansar, pero luego de unos segundos recordé que él le había hecho daño a Lade así, que corrí a donde él estaba.
¿Lade, te sucedió algo? – Pregunté, viendo como estaba tirado en el piso, con los brazos en el abdomen reflejando que le dolía bastante.
Agh… eso fue muy fuerte… me duele muchísimo el abdomen… – Dijo débilmente, luego me percaté que tenía el kit de primeros auxilios en mi mochila, así que le di un poco del regenerador que siempre me daba el enfermero cuando estaba herido y esperé un poco.
Ahora… ¿Te sientes algo mejor? – Pregunté.
Algo… Gracias por preocuparte… Mejor seguimos adelante antes de que ese tipo rompa el hielo. – Respondió.
Luego partimos, lo ayude un poco porque aun sentía algo de dolor, yo solo estaba feliz porque el golpe no le hizo estallar las entrañas, pero si nos encontrábamos con otro tipo así, las cosas se pondrían feas, por alguna razón me puse a pensar en los frágiles que son las personas, y en como los que tenemos poderes podemos ser mucho más resistentes, luego se me despejo un poco más la mente, Lade decía que estaba a tan solo unas horas el campamento, así que ya no tendríamos inconvenientes, probablemente, así que nos quedamos a descansar en un claro aislado.
En el lugar comimos un poco de lo que llevábamos en nuestros suministros, y luego seguimos, Lade decía estar mejor cada vez que le preguntaba, aunque su cara no reflejaba eso, así que me preocupaba, pero al menos pudimos llegar a ver el campamento, pero los sonidos que se escuchaban no nos daban mucha seguridad, había una zona cercana siendo atacada, por alguna extraña razón se veían montañas de hielo alrededor del lugar, eran ellos, el Ejército Rojo estaba atacando, pero al parecer aun no los habían descubierto, deje a Lade en un lugar seguro y salí corriendo a ver qué sucedía, vi a un montón de soldados congelados, entre esas montañas de hielo, y vi una silueta en la neblina, era un chico como de mi edad, era difícil creer que un crío como yo pudiese causar toda esa devastación, era de cabello blanco, tenía una chaqueta negra y llevaba pantalones militares grises, así que era obvio que era uno de ellos, tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados como si me hubiese estado esperando, y aparentaba mucha seguridad, causaba una sensación pesada y de inseguridad en mi, y comenzó a hablarme.
Tú debes ser… Blizzard White… ¿No? – Preguntó.
Si, lo soy ¿Acaso quieres algo de mí? – Respondí de forma altanera.
¿Quién podría decir que un perdedor como tú, nos fastidiaría tanto? Te lo advierto de una vez… la próxima vez que nos veamos… – Abrió sus azules ojos viéndome con tal frialdad, que quede paralizado. – Serás consumido por el Frío Absoluto… En este momento no tengo ordenes de matarte… así que te dejare ver la luz un día más… – Dijo dando la espalda para luego retirarse.
Parecía hablar muy en serio, realmente me asusté, viendo todo lo que hizo, parecía estar muy por encima de mí, pero yo no me rendiría, volví por Lade, a llevarlo al campamento, pero resultó que se había desmayado, salí corriendo lo más rápido que pude al campamento gritando "¡Hombre herido!", los de la enfermería se encargaron de él, yo mientras tanto fui a hablar con el capitán de esa base, no parecía un tipo tan rudo como Sergei.
Ho-hola, señor. – Saludé.
Tú has de ser el Guerrero Aural del que Sergei me habló… yo soy el Capitán Josh Rogers, un gusto. – Dijo extendiendo su mano.
Bli-Blizzard White, un gusto. – Dije sonriendo algo nervioso, mientras le daba la mano.
Tú me has venido a traer las coordenadas de la nueva ubicación del campamento del centro ¿No? – Preguntó.
Sí, señor. – Dije dándole el papel con las coordenadas.
Bien, mientras nos encargamos del asunto que ya debes haber visto… te tendrás que quedar con nosotros una semana o dos, para poder reenviar nuestras próximas coordenadas. – Dijo.
Ah… también cambiarán su ubicación, porque ya los enemigos se acercaron bastante, aunque sea por casualidad, ¿Cierto? – Agregué.
Estas en lo correcto, ahora, ve a descansar, ya estoy al tanto de lo que les pasó, y si eres un Aural, necesito que estés recuperado al máximo, porque ya mañana te daremos una misión. – Respondió.
Genial, gracias. – Dije y fui a la tienda de campaña que luego me asignaron.
Cuando entré a mi tienda curiosamente mi compañero era Lade, estaba todo vendado del pecho, se notaba que no podía pegar un ojo, yo tampoco podía, solo pensaba en lo que me dijo aquel chico de cabello blanco, "Te lo advierto… La próxima vez que nos veamos… Serás consumido por el frío absoluto…" era lo único que se me venía a la mente ¿En qué clase de lío me había metido? No paraba de preguntarme, entonces pensé en hablar con Lade para distraer mi mente.
Que día mas infernal… ¿No? – Le dije.
Si… y dejo recuerdos "hermosos". – Respondió.
Oye… ¿Por qué parecías tener una expresión de algo de disgusto cuando dije que quería ir contigo? – Pregunté.
Es obvio… tu eres un Aural, a ustedes los tratan como reyes, les dan menos trabajo, no les dan reprimenda si desobedecen o si hacen algo mal, su entrenamiento es más duro, pero, seamos honestos, ustedes soportan mejor el suyo que nosotros el nuestro, además nunca permiten que tomen riesgos, y además dan mala impresión. – Respondió.
Ah… Entiendo… Quizás si sea cierto, y quizás es algo injusto… Pero aún así creo que cada quién tiene un papel que desempeñar en esto ¿No? – Le dije de forma más reflexiva.
Al menos veo que no eres una mala persona… pensé que te esconderías cuando afrontamos a aquellos soldados, que me abandonarías cuando estaba herido, además, para ser un niño pareces bastante serio… a excepción de cuando enfrentaste a aquel tipo con poderes de viento, claro. – Agregó.
Ah… si… eso fue por algo que me enseñó mi maestro, "Siempre que te enfrentes a alguien demasiado arrogante, dale en su punto débil, el ego es lo que más le duele a los descerebrados así", así que burlarse y demostrar que no los tomas en serio es importante en situaciones así, porque el enemigo además de que se enoja, pierde el control y se cansa mas rápido y eso da una buena oportunidad… – Dije.
Interesante… nada que sea de mucha utilidad con los que están armados – Dijo demostrando poco interés.
Si… entiendo… – Dije con menos animo, para callarme de una vez.
No lo tomes a mal, White, pero no guardo mucho interés en lo que hagan ustedes los aurales. – Dijo, pero no respondí.
Simplemente tras eso cerré los ojos e intenté dormir, pensando en lo que afrontaría al otro día, y que no se puede agradar a todo el mundo, no puedes ganar la amistad de todos, aunque quizás Lade ya tenga más confianza en mí.
Esa noche comencé a soñar cosas extrañas, sueños en los que yo destruía robots del Imperio Rojo, de forma muy agresiva y bestial, se veía tan real... para escuchar al final… "Te estaré esperando…"…
CAPITULO 5 - Versión MoonCold
- Spoiler:
- Una Misión Real.
Había dormido bien, sin contar aquel extraño sueño, decidí mejor ignorarlo, me preparé e hice mi entrenamiento matutino, para luego ir con el Capitán Rogers, Lade seguía en cama, estaba de permiso por sus heridas, tardaría al menos dos días en sanar totalmente, aun con medicinas, porque los regeneradores tardan algo mas con los huesos.
Buenos días, capitán… ¿Cuál será la misión de la que me habló? – Pregunté.
Buenos días, soldado… Ve a hablar con Blade, el mecánico, él se encarga de distribuir las misiones que asigno en el tablón. – Dijo.
Entendido… – Respondí.
Entonces me dirigí al lugar a donde me enviaron, había alguien allí, y no era más que… un niño peliverde… aun menor que yo…
Hola, niño ¿Sabes dónde encontrar al mecánico? – Pregunté.
Eh… ehm… eh… – Se puso tan nervioso que ni podía hablar bien.
En serio… esto asusta… – Dije, referenciando a que lo creía chiflado.
Estas hablando… con él… – Dijo.
¿¡Qué!? – Grité, pegando un salto hacia atrás.
Si-Si… yo soy Blade White… el mecánico… - Dijo nervioso.
Pero… eres un niño… como de 10 años… – Le dije inseguro.
11 para ser preciso… Pero no hay problema, pasa a menudo… Solo tengo una mente muy adelantada para mi edad… pero sinceramente… es que los Aurales me dan algo de cosa… – Dijo un poco más seguro.
Si, entiendo esa sensación… ¿Oye, no tienes una misión que dejo el capitán para mí? – Pregunté.
Si, tú debes ser Blizzard White… toma. – Dijo mientras sacaba el sobre y me lo daba.
Gracias, hasta luego. – Lo tomé y me fui a leerlo afuera.
Cada vez veía más gente con mi mismo apellido… pero en fin, abrí el sobre y leí mi misión, consistía en ir hasta la Aldea Jell al suroeste de la isla, y allí esperar la salida de un cargamento, el cual lleva armas y otras cosas importantes, hasta esta base, y que más adelante me alcanzaría mi compañero, cuando vi que no iría solo supuse que sería muy importante, así que luego de analizar un rato, fui a arreglar mi mochila y partir, sabía que corriendo a mi velocidad media tardaría al menos unas 6 horas en llegar.
Cuando llevaba como dos horas, pare a descansar, me quedaba tiempo de sobra, unas 8 horas para la salida, así que me acosté a reposar un rato sobre la nieve para bajar la comida, cuando me levante sentí un manotazo en la cabeza.
¡Oye! – Grité.
Comencé a dar vueltas buscando a quien me había dado, pero no veía a nadie, entonces sentí otro golpe y me enfurecí lancé un golpe seco al aire.
¿Así me recibes? Que buen compañero de misión. – Dijo Zed deteniendo mi puño con su mano.
Ah… eras tú… – Dije con la mano detrás de la cabeza, algo avergonzado.
No importa, solo quería jugar contigo. – Dijo un poco más serio.
Dos Aurales… Ese cargamento debe de ser muy importante… – Dije tras reflexionar.
Lo es, esos presumidos del Imperio Rojo siempre están molestando, destruyen nuestras cosas, matan a nuestros pocos soldados, es un infierno, así que mientras mejor equipados estemos, será más beneficioso. – Respondió.
Entiendo… – Dije, tras lo que me quede pensando un poco y se me ocurrió preguntarle algo a Zed. – Oye, Zed… ¿Hay mas aurales a parte de nosotros en la resistencia? – Pregunté, con algo de curiosidad.
Obviamente, hay varios, aunque los del Imperio cuentan con más que nosotros. – Respondió. – Por cierto, ahora que veo que pasaste por la base del sur, supongo que conociste al Capitán Rogers y algo de gente… ¿No? – Preguntó.
Si, conocí a algunos soldados, al capitán y aun niño "adelantado para su edad" que es el mecánico. – Respondí. – ¿Por qué preguntas? –Pregunté.
Nada… al parecer no has conocido a nadie realmente "interesante"… – Dijo al comenzar a caminar.
¿A qué te refieres? – Pregunté.
Ya a su momento lo sabrás, hielito. – Dijo.
Entonces comenzamos a caminar, para luego ir aumentando la velocidad poco a poco, hasta ir corriendo a una alta velocidad a la Aldea Jell, iba sintiendo lo que más me gustaba, la sensación de el viento a alta velocidad en mi cara, me era difícil pensar cómo podían haber poblados tan aislados, como aquella aldea, y se me vino un mal pensamiento a la cabeza, sobre la guerra, pero lo olvide rápidamente, porque el viento me hacia relajarme demasiado, cuando finalmente íbamos llegando, se veía aquel pueblito a lo lejos, a la orilla del mar, con construcciones hechas de madera, un puerto, con sus grandes molinos, ya finalmente estábamos allí.
Al llegar nos paramos a ver el pueblo, igual faltaba un buen rato para que llegara la embarcación que esperábamos, el lugar era bastante pintoresco, además de que se veía bastante rural, los pobladores en general parecían más que todo campesinos, en el lugar al parecer dependían más que todo del comercio por vía marítima y la ganadería, pase tanto tiempo observando que perdí de vista a Zed, primero pensé que lo habían secuestrado así que me aloqué buscándolo, pero fui tan tonto en el momento que no me di cuenta de que era época de festividades en el pueblo, así que decidí buscarlo en el lugar de la feria, pero no lo encontraba ni siquiera allí, hasta que me fui a ver el rodeo, y si, allí estaba, intentando montar a un enorme toro furioso, cuando lo vi casi me caigo de espaldas, yo pensaba que era el más irresponsable… hasta que vi que en la feria había un tipo con 2500 sabores de helado distintos, no pude evitar exclamar – ¡Amo este pueblo! – Para luego salir corriendo también a atragantarme de helado.
Ya cuando llevaba más de 200 sabores sentía que ni siquiera podía respirar, era más duro que cualquier entrenamiento que haya hecho, tampoco entendía porque demonios me podían destrozar solo unos heladitos tan deliciosos y no un entrenamiento extremo y agotador, el asunto era que perdí la noción de todo y tuve que salir del lugar a vomitar, Zed tampoco había tenido mucha suerte, el toro lo había lanzado a volar tantas veces que la pared de madera a donde lo lanzaban estaba muy agujereada, cuando nos vimos el uno al otro se sobreentendía que fuimos unos idiotas, así que no hizo falta hablar para que uno supiese lo que el otro quería decir, y para rematar aun faltaba tiempo para la misión, yo me moría del aburrimiento, mientras Zed cortaba una ramita con su navaja para tallar algo, hasta que al fin llego el momento, la embarcación que esperábamos estaba acercándose al puerto, así que nos pusimos en guardia por si algo pasaba, mientras los que iban a llevar el cargamento y que serian a los que escoltaríamos se preparaban.
Increíble… es enorme… ¿Acaso lo piensan llevar en burro? – Pregunté de forma graciosa.
Deja de decir tonterías, prepárate. – Respondió Zed.
Bien, a la "acción"… – Dije algo más desanimado.
Luego del desembarque, los soldados se dirigían a revisar el contenido de las cajas, pero encontraron una pequeña sorpresa en una de las grandes, que no sería muy agradable, algo lanzó volando a uno de los soldados, por tanto Zed y yo saltamos a la acción, nos pusimos en guardia y les dijimos a los soldados que retrocedieran, parece que una sombra lo lanzó volando o algo así, no entendía que era, luego estalló la caja, y se corroboro lo obvio, había alguien dentro, era una chica, estimo que tendría entre 15 y 17 años, de cabello rubio y rizado, ojos grises, era bastante bonita, llevaba una extraña túnica naranja y un bastón, y a su lado estaba un tipo muy bajito con cara de adulto, así que no creo que eso fuese un niño, y estaba en mallas, las cuales eran negras con verde y llevaba un gorrito negro.
Por cosas así es que todos gustan estar en el lado oscuro… – Dije totalmente atontado por ver a aquella chica que obviamente no tenía buenas intenciones, para que Zed me callara de un golpe para que tomara las cosas en serio.
Pero luego de que vimos al enanito fue difícil contenerse, nos echamos a reír los dos sin parar, ahora si era difícil tomar algo en serio aquí.
¿No me digas… una linda bruja y su duende? – Dijo Zed entre risas.
¡No me llames duende! ¡Solo soy muy bajito para mi edad! – Dijo el enano muy furioso, lo cual nos causo aun más risa.
Basta de juegos… – Dijo la chica, lanzando un poderoso hechizo de Fragisus, un hechizo en el que abría un sello en el suelo y lanza un ataque de fuego hacia nosotros, cuya explosión nos hizo algo de daño y nos lanzó volando.
Hermosa y mortal… agh… – Dije al levantarme.
Zed al levantarse corrió y creó una esfera eléctrica para patearla con una chilena y así lanzar su ataque eléctrico el Lightning Z, pero el enanito protegió a la chica con una barrera, lo que me dejo bastante impresionado, yo aun no entendía que demonios eran ellos dos, pero igual me lancé al ataque, y utilicé mi técnica Ice Path, la cual la hechicera rompió con su Fragisus y luego lanzó otro hechizo, el Argarthes, para el cual creó un sello café, y salieron rocas del suelo directamente a atacarnos lanzándose de forma vertical hacia arriba, y con ello nos hizo bastante daño, mientras que el enanito se burlaba.
Zed… que… ¿Qué son ellos…? – Pregunté tirado en el suelo tras recibir el ataque.
Son… Magicians… Elfos… quizás Mutellianos… – Dijo al levantarse con algo de debilidad.
Reconozco sus caras de entre los especiales buscados por la corona, deben de ser Blizzard White y Zed Reddo… – Dijo la chica bastante seria preparándose para lanzar otro hechizo.
Mientras ella decía eso yo utilicé toda mi velocidad para intentar atacarla, pero el enanito pudo predecir mi ataque, golpee directamente con la mano su barrera, lo cual me hizo algo de daño, ella después me lanzó volando con un hechizo eléctrico llamado Zerisus, en el que no hacia un sello, pero lanzaba un trueno delante de ella que me lanzó contra una cabaña, podía ver a la gente huir despavorida de la pelea, mientras me recuperaba del golpe podía ver como Zed intentaba esquivar todos esos ataques que seguía lanzando, me sentía inútil, así que sentí un impulso, un impulso aural, de nuevo me cubrí de energía así que decidí lanzar mi técnica Glacial Breeze, con la que pude congelar al enano, ahora el resto se lo dejaría a Zed, quien lanzaría su Lightning Z para acabar con la chica, pero, algo pasó, su ataque se desvió por un relámpago… amarillo, me quede indignado.
¿¡Que fue eso!? – Me pregunté impresionado,
Era un chico rubio, con el cabello alborotado, de ojos azules, llevaba uno de esos uniformes de aurales, el cual era negro con marcas amarillas, tenía que ser un aural del Ejército Rojo, pero a diferencia de los otros que había visto, no parecía tan serio, de hecho estaba sonriente, pero reflejaba mucha seguridad.
Nos volvemos a ver… Zed. – Dijo el chico.
Volt Blitzer… ¿Cuánto tiempo desde la última vez…? – Respondió Zed.
Déjalo, lo acabare yo misma… – Dijo la chica.
No, Julieta, me encargare, yo me encargare de ellos, ahora son asunto mío. – Dijo.
¡Es hora de acabar con esto! – Dijo Zed abalanzándose sobre él, para utilizar un golpe eléctrico, la Plasma Blade.
Volt contraatacó, haciendo chocar su Lightning Fist contra el de Zed, en la misma dirección, con la finalidad de hacer estallar el ataque, la onda hizo que salieran volando en direcciones contrarias, ambos cayeron de pie, e intentaron golpearse, mientras tanto a mi me quedaría pelear contra la hechicera.
¿Puedes decirme tu nombre? – Dije estando en guardia.
No lograrás distraerme, pero te complaceré allí, mi nombre es Julieta Giordani, Hechicera del Real Ejercito del Imperio Rojo, ahora basta de distracciones. – Dijo.
Que seriedad… – Pensé. – Entonces me preparé y corrí hacia ella, lo cual fue bastante estúpido porque me lanzó volando con su hechizo Fragisus, que me causo bastante daño.
Al levantarme me quedé pensando, mientras ella lanzaba nuevamente Argarthes, que esta vez sí pude esquivar, entonces el enanito rompió el hielo para empeorar las cosas para mí, yo estaba acorralado y Zed estaba peleando con Volt, cuyos ataques al chocar iluminaban todo con gran intensidad, además de que nuestro paquete, en caso de estar allí, peligraba, fueron momentos bastante desesperantes… Entonces el oleaje comenzó a ponerse violento, miré a un lado y vi algo que nunca me hubiese imaginado, lo cual también impresionó a los demás.
Basta… dejen a mis compañeros. – Dijo aquel chico mucho mayor que yo, de cabello Negro y ojos verdes, su traje era Verde con Gris, bastante diferente de lo que eran el de Zed y el mío, tenía unas extrañas tiras en las mangas y el pantalón, se veía que tenía bastante confianza y muy serio, generaba una sensación extraña, no estaba seguro de que haría…
Continuará…
Última edición por Blizzard White el Sáb Mayo 19, 2012 3:41 pm, editado 1 vez
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Re: Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
CAPITULO 6 - Versión MoonCold
- Spoiler:
- El Guerrero más Poderoso.
Estaba paralizado con la presencia de aquel chico, pero por alguna razón vi que Volt, Julieta y el enano se pusieron en guardia, lo que me hizo pensar en que quizás estaría de nuestro lado, en cambio el otro, simplemente puso la mano hacia el frente y chasqueó los dedos, provocando que se creara una esfera aural verde cubierta de viento considerablemente grande, ya que era más grande que las que había visto antes, el viento a su alrededor se arreciaba, entonces se agacho rápidamente mientras la esfera volaba hacia arriba, volt intentaba correr para detenerlo, pero era demasiado tarde, aquel desconocido lanzó su técnica, aquel enorme y ondulante rayo verde rodeado por un fuerte viento, Volt cayo con gran intensidad al suelo por el ataque que lo dejo enterrado en las rocas, y el ataque fue lo suficientemente fuerte y rápido como para también darle a Julieta y al enano, a mi me parecía asombroso ver todo ese poder, aunque me era difícil mantenerme de pie por lo fuerte del viento.
¡Ya basta! ¡No puedes vencer a un guerrero de Elite! – Gritó Volt, para que luego Julieta hiciera un raro hechizo con unos pendientes y Volt fue cubierto por una extraña aura dorada bastante brillante con aspecto eléctrico.
El tipo solo ignoraba los berrinches de Volt, quien utilizó su ataque X Thunder que se veía bastante poderoso, yo no me quería meter a esa pelea, y al parecer Zed mucho menos, así que dejamos a ver qué sucedía, el desconocido volvió a utilizar su técnica, Eastern Winds, los ataques explotaron al chocar, pero aquel chico aprovecho la explosión para atacar directamente a Volt y lanzarlo volando de un golpe muy fuerte contra las rocas del muelle, con tal fuerza que las rompió y luego se paró frente a él.
Les daré esta última oportunidad de rendirse o huir, o no tendré piedad, así como ustedes no la tuvieron con nuestros compañeros de la resistencia. – Les dijo.
Tras eso Julieta hizo otro extraño sello y se fue con Volt y el enano, quien parecía bastante enojado, entonces el desconocido se me acerco y me extendió la mano.
Buen trabajo, novato. – Me dijo.
¿Buen trabajo? Igual nos engañaron… – Respondí rechazándolo.
Piedras… cajas y cajas de piedras… Esto no nos será de mucha ayuda. – Dijo Zed.
No importa si interceptaron nuestro cargamento o lo cambiaron, lo único importante fue que pudimos superar su trampa y hacerlos huir con la cola entre las patas. – Dijo él.
Lo que me recuerda… ¿Quién eres tú y que haces aquí? – Pregunté.
Yo soy Tauf Corwynt, y al igual que tú, soy Guerrero Aural de las Fuerzas Liberadoras del Norte y vine aquí para cubrirles las espaldas en la misión. – Respondió.
Es decir, el vino a cubrirnos por si algo salía mal en la misión. – Dijo Zed.
Ah… pensé que solo me enviarían a Zed y a mí. – Dije.
Ya te dije que este cargamento era muy importante, y aun así vinimos para nada. – Dijo Zed.
Es mejor que regresemos al campamento sur, así que comenzaré a caminar. – Dijo Tauf para luego irse mientras Zed y yo seguíamos hablando.
Zed… ese tipo… se veía muy fuerte… le gano a Volt como si nada – Dije.
El es el Aural más fuerte en toda la resistencia, es nuestra mejor arma, es veloz como el viento y fuerte como un ciclón, nos ha ayudado bastante, solo seria comparable a... “Él”. – Dijo.
¿Quién es “Él”? ¿Y además… porqué Volt parecía conocerte? – Pregunté.
Nada importante, por ahora, y si, Volt me conoce, hemos luchado en muchas ocasiones, somos como las dos caras de una misma moneda… por alguna razón tiene algo en mi contra específicamente. – Respondió.
Dos caras de la misma moneda… – Pensé mientras recordé a aquel pelirrojo, por alguna extraña razón.
Luego comenzamos a correr de regreso a la base del sur, junto al vehículo de nuestros militares acompañantes, debíamos darle un reporte al Capitán Rogers, el viaje fue bastante callado, yo solo pensaba en todos los enemigos que podría enfrentar y que tan fuertes serían y lo débil que yo era, y además me preguntaba a quien era “Él” a quien Zed se refería.
Finalmente llegamos a nuestro destino tras unas horas, entonces al dejar el equipo nos dirigimos a hablar con el capitán, Tauf estaba allí, junto al capitán, esperando a que diéramos nuestro informe.
Buenas tardes, Capitán Rogers, tenemos el informe de la misión, el contenido de las cajas solo eran… piedras y todo fue una trampa, fuimos atacados por un Aural y dos Magicians, en especifico Volt Blitzer y Julieta Giordani, y el nombre del pequeño es desconocido, no pudimos controlarlos así que Tauf nos tuvo que ayudar a vencerlos, dejamos que escaparan con vida y luego regresamos, eso es todo… – Dijo Zed.
Al menos no se perdieron vidas en esto… pero el no poder obtener todas esas provisiones nos pondrá más complicadas las cosas, pero ya planearemos lo que haremos, eso es todo, tienen permiso de descansar. – Dijo el capitán.
Los tres afirmamos y nos fuimos, tras cenar caí de un solo golpe a dormir de lo cansado que estaba, y me levante muy temprano al otro día como siempre, y esta vez lo que haría, seria entrenar con Zed, comenzamos el entrenamiento de los troncos con unas cosas muy pesadas en los brazos y piernas para que nos fuese más difícil, luego el entrenamiento del risco con pesas y el entrenamiento de patear las cosas que nos lanzaban, hicimos muchos entrenamientos distintos, el ultimo fue el más simple, dar vueltas por el bosque, aunque ya tan cansados era difícil, y entonces me encontré con algo sorpresivo, una cara conocida, era Verna, quien me salto encima y me dio un abrazo, del cual huí para ocultarme tras un árbol.
¡Blizz! ¡Qué bueno verte! – Exclamó muy feliz.
¡Zed! ¡Aléjala de mí! – Grité asustado.
¿Le tienes miedo… a una chica? – Preguntó.
No es una chica, es una cosa maniática y obsesiva que siempre me persigue y no conoce la privacidad. – Respondí temblando y recordando.
Si… claro… – Respondió Verna con cara de que no le agradaba mucho lo que yo decía.
Pero ahora que recuerdo… ¿Qué paso con Rosh y el Maestro? – Pregunté.
Nos estamos refugiando en un viejo pueblito cerca de aquí, se emocionaran mucho de verte. – Dijo muy feliz y jalándome de la mano.
No, Verna… estoy entrenando, ahora soy parte de la Resistencia. – Dije, soltándome de su mano.
Pero… No nos puedes dejar solos… No de nuevo… – Dijo Verna.
Además, no creo que ustedes acepten lo que soy… soy un Aural, y estoy peleando por la liberación de este reino… aun cuando ningún militar me tome en serio. – Dije.
¿No te toman en serio? – Preguntó Zed.
Para nada… como aquella vez en el desayuno… – Entonces comencé a contar mis recuerdos.
Estaba caminando directo a una mesa con mi comida y entonces estaban riéndose de mí.
¿Quieres cereal, niñito? – Preguntaron mientras se burlaban.
O aquella vez en la que estábamos entrenando en el barro y caí en el.
¿Oye, ojitos lindos, mucho sucio para ti? – Preguntaron burlándose.
O aquella ocasión en la que estábamos en la práctica de tiro y no podía atinar ni un solo tiro en la diana.
¿Acaso esa cara de peluche no te deja disparar? – Preguntaron burlándose de nuevo.
Y también ha pasado muchas otras veces, pero no quiero seguir con eso, ya es bastante vergonzoso… – Dije algo desanimado.
Si, quizás eso es lo malo de verse tan… no sé cómo decirlo… – Dijo Zed.
¿Tierno? – Dijo Verna.
Si, quizás esa sea la palabra que busco. – Dijo Zed.
Me rindo… en fin, Verna, quizás nos podamos ver otro día, por ahora tenemos que seguir entrenando, debo fortalecerme para pelear más duro, quiero ser tan fuerte como Tauf, y así poder pelear contra el Ejército Rojo… – Dije para luego salir corriendo, Zed se despidió y seguimos entrenando.
Blizz… – Dijo regresando por el camino al pueblo, pero en el camino la interceptaron robots imperiales, y dio un fuerte grito.
Yo escuche su grito, así que corrí junto a Zed a ver qué sucedía, los robots se la querían llevar, pero lo congelé a varios de ellos con mi Glacial Breeze, Zed luego acabo con varios más con Lightning Z y yo acabé con otro Glacial Breeze dejando a los robots y sus restos congelados, quedamos jadeando, pero lo hicimos, acabamos con todo e impedimos que se llevaran a Verna.
Increíble… gracias por salvarme… ¡Oh mi héroe! – Dijo lanzándose encima de mí a abrazarme.
¿¡Que dije sorbe el contacto físico!? – Dije molesto por el abrazo de Verna.
Ya esto se hará costumbre. – Dijo Zed de forma burlesca.
¡Zed! – Dije molesto con el también.
Tras eso lleve a Verna al pueblo para asegurarme de que estaría bien, luego seguí entrenando, y luego me di cuenta de cuánto me estaba fortaleciendo, pero aun no era suficiente, el Capitán no me había dicho nada de misiones así que por ahora solo tendría que entrenar mas y mas, tenía muchos rivales que afrontar y sabía que debía obtener la fuerza para hacerlo, Zed me guiaba, así que así las cosas serian más fáciles y ahora que sabía que mis amigos estaban bien, me quitaba un peso de encima, así que mas días de entrenamiento vendrían y yo obviamente los aprovecharía.
CAPITULO 7 - Versión SunFire
- Spoiler:
- Rencor en llamas.
En cuanto fui vencido por ese chico de blanco, tenía un presentimiento, no debía subestimarlo, aún cuando me atacó por la espalda, su poder se incrementó a una velocidad increíble, aunque no era rival para mí, aun así me causaba una sensación extraña, pase dos días en mi habitación de la base pensando que haría, hasta que llegó Volt mi compañero, diciendo que también había sido derrotado, junto con Julieta, no podía creerlo.
Desgraciados de la resistencia… agh… – Dijo Volt aun adolorido porque las medicinas no habían surtido efecto totalmente.
Por alguna extraña razón están haciéndose más fuertes… – Le dije.
Al menos a mí no me venció un novato… Ese desgraciado de Tauf… – Dijo Volt presumiendo aún en su derrota.
A ambos nos vencieron, quien lo haya hecho no marcara ninguna diferencia, solo quiero acabar con esos malditos… – Le respondí.
Bien, pues hagamos todo lo posible por encargarnos de las bases del sur nosotros mismos. – Dijo.
Pero para ello, tendremos que entrenar aún más duro, todo este tiempo de duda me ha hecho desperdiciarlo… – Dije para luego salir de la habitación y dirigirme hasta el campo de entrenamiento.
En cuanto llegué lo encontré a él… una de las razones por las cuales entrenaba tan duramente, mi compañero de equipo y mi más grande rival, Glacius White, quien estaba peleando contra los robots de práctica en nivel 5, un nivel que ni yo mismo había alcanzado, el lugar estaba totalmente congelado, los robots cubiertos de montañas de hielo y además había bastante neblina, él me vio por el reflejo del hielo, y cerró los ojos de forma bastante arrogante y comenzó a hablarme.
¿Aún sigues con tu trauma del novato? – Dijo con una sonrisa en la cara.
Cállate, ese no es tu asunto, además, tú tienes tus propios asuntos. – Respondí bastante serio.
Pues te diré algo… acabaré con ese novato antes que tú… parece bastante interesante. – Dijo al caminar y quedar justo a mi lado, pero viendo en la dirección contraría.
Crees que puedes hacer lo que se te venga en gana por el hijo del General, pues te lo advierto, seré yo quien acabe con esto, y si te metes en mi camino acabaras incinerado… – Respondí con algo de molestia.
Ya veremos… pues las llamas solo mueren ante la presencia de mi frío hielo… – Respondió bastante arrogante y comenzó a caminar.
¡Ya basta! – Exclamé para darme la vuelta y atacarlo con mi Flame Cyclone, que él solo destruyó de una patada.
¿Te crees lo suficiente como para pelear conmigo? Veamos hasta donde puedes llegar… – Dijo para luego dar un fuerte pisotón con el pie derecho y deslizarlo en la misma dirección, creó una esfera aural celeste cubierta por hielo y dar un fuerte impulso para luego patearla con la planta de su pie, dirigiendo su ataque a toda velocidad contra mí.
Yo por supuesto no lo permitiría, en cuanto el comenzó a hacer su técnica yo también preparaba la mía, el Blazing Rush, donde ponía mis brazos en posición de X encendido en llamas, una esfera aural se creaba frente a mí y yo le daba una patada explosiva con mi pierna izquierda, el ataque era considerablemente fuerte, quizás equivalente al Cold Force de Glacius, ambos ataques chocaron estallando en el aire y rompiendo todo el hielo a nuestro alrededor, ambos nos cubrimos, y cuando nos preparábamos para atacar sonó el altavoz en el campo de entrenamiento.
Dejen las niñerías para otro día, o recibirán una sanción, tienen cosas que hacer, Glacius, ven conmigo, Fuoco, tu comienza a entrenar ¿Entendido? – Dijo el general por el altavoz.
A aquello solo le respondimos con una afirmación y cada uno se fue a hacer lo que debía, aunque no sin antes decir que esto no había acabado, comencé a entrenar para el nivel 5, mientras Glacius iría con su padre, sin yo imaginarme lo que sucedería en esa sala.
¿Para que deseaba verme, señor? – Preguntó Glacius, viendo a la silueta de su padre entre la oscuridad, y solo resaltaban sus azules ojos que siempre estaban brillando.
Según lo que vi de nuestra pequeña emboscada fallida… tenemos un problema del cual preocuparnos, aunque con tu ayuda dejara de ser un problema… – Respondió.
Tauf Corwynt… me encargaré de él, puedes contar con ello… – Dijo para luego darle la espalda y estar a punto de irse.
Pero no lo subestimes o te podría ir como a tu compañero… – Advirtió mientras Glacius salía del lugar, y tras verlo irse dio la vuelta a su silla y se puso a ver unos extraños esquemas en su monitor.
Yo ya terminaba el nivel 5, por primera vez, todo estaba en llamas a mi alrededor, Volt estaba en la cabina mirando lo que hacía, cuando estaba calentando para repetirlo, sonó una alarma, la que llama a todos los U.E.G. (Unidades Especiales de Guerra), fui corriendo al punto de reunión, una sala especial en el cuartel, desde lo alto estaba mi padre, el Comandante Piero Della Rosa, allí estábamos reunidos los equipos Aeon, Tereis, Almia y Argon, debía ser algo muy importante si llamaron a 12 unidades, entonces el comandante comenzó a hablar.
Guerreros… los he reunido aquí para que comiencen los preparativos, hemos logrado encontrar la ubicación de los campamentos del sur de la resistencia, este ataque será con todo, por ello necesitamos de ustedes, ustedes nos asegurarán la victoria, no queremos que quede si quiera uno de esos seres despreciables con vida, el ataque comenzará en 96 horas, prepárense. – Dijo para luego voltearse e irse al centro de operaciones, a lo que me quedé mirando.
Al fin tendría lo que buscaba, aunque tendría que trabajar en conjunto con otros equipos, no estaba totalmente seguro de lo que los superiores tenían planeado, solo sabíamos que nos lo revelarían antes del ataque, solo tenía por seguro una cosa, estuviese donde estuviese, confrontaría a Blizzard White…
CAPITULO 8 - Versión MoonCold.
- Spoiler:
- Comienza la Cuenta Regresiva.
El entrenamiento se arreciaba, el capitán quería que diéramos más de nosotros mismos, yo no paraba de pensar en que sería lo siguiente que haría, ya habían pasado unos dos días desde que nos encontramos con los robots, cuando dormía tuve un extraño sueño, soñé que el campamento estaba en llamas, que había bastante gente extraña a nuestro alrededor, yo estaba tirado en el suelo, no entendía muy bien el sueño, pero me causo bastante desesperación, así que me desperté asustado, pero luego de eso no podía conciliar el sueño, así que me quedé despierto meditando hasta que llegó la hora realmente levantarse. Cuando me levanté me encontré con Lade cerca de la tienda de campaña y me acerqué a hablarle.
Oye, Lade ¿Cómo te encuentras? – Le pregunté.
Bien… – Dijo con algo de antipatía, mientras metía algo a su maleta.
¿Sucede algo? – Pregunté al notar su estado.
Nada, sabes que no te tengo mucho afecto que digamos… – Respondió agachado sin siquiera mirarme a la cara.
Entiendo… – Me hizo sentir un poco mal con lo que dijo, así que me alejé un poco.
Luego de caminar un rato y sentir bastante aire fresco, decidí ir a comedor, debía desayunar, entonces en el camino escuche un sonido de cosas rompiéndose y soldados gritando, también habían varios de ellos agrupados, viendo algo, tenía que ir a echar un vistazo, eran dos soldados que eran perseguidos y corneados por un Rern macho, era bastante grande, el par de soldados intentaba agarrarlo, pero era muy rebelde y se soltaba, además de que los embestía constantemente, uno de ellos intentó montarse sobre él y agarrarlo de los cuernos para inmovilizarlo, pero eso solo resulto en que se pusiera más molesto y embistió al otro en la entrepierna, sentí como si me hubiesen dado hasta a mí por la expresión de dolor en la cara del soldado, luego de eso aquel ciervo hizo que el soldado que tenía encima cayera al suelo y lo hizo chocar contra una pared, luego salió un fuerte golpe de aire y dejo en el suelo al animal, por lo que veía, imaginaba quien era el responsable, Tauf...
Está inconsciente, sáquenlo de aquí cuanto antes. – Dijo.
¡Si-si, Señor! – Respondieron el par de soldados.
Luego de eso se fue, me impresionó la forma en la que resolvió el asunto, era un tipo bastante serio y sabía mucho de muchas cosas, al fin y al cabo, era el mejor aural en la resistencia. Yo me fui a desayunar, y luego de reposar fui a ver el tablón de Misiones, Blade estaba allí leyendo unas revistas de dudosa procedencia, pero las portadas estaban manchadas hasta el punto de que no se reconocían.
¿Qué tienes para mi hoy, Blade? – Pregunté.
¡Aaah! – Gritó asustado por no haberse percatado de mi presencia. – Me asustaste, Blizzard… el capitán te dejó una misión. – Dijo.
Una misión… – Dije abriendo el sobre, de nuevo me enviarían a ayudar a la gente de la Aldea Jell, ya que se hizo un desastre todo cuando atacaron los del Imperio Rojo. – Gracias, Hasta luego, Blade. – Dije para luego ir a buscar mis cosas.
Fui corriendo a agarrar mis cosas, me reporté y salí corriendo hacia la aldea, a paso rápido y esta vez sin descansar en el camino, tardaría unas horas en llegar, obviamente los soldados que ayudarían habrían salido tiempo antes considerando mi velocidad.
Cuando llegué, los soldados me dijeron que ayudara a llevar algo de madera para reconstruir las construcciones destrozadas, fui entonces con uno de ellos y fuimos llevando trocos, mientras otros cortaban la madera que traíamos, yo más bien me sentía más un obrero que un guerrero, pero en fin, debíamos arreglar el caos que causamos.
Cuando ya estaba atardeciendo ya casi terminábamos, yo estaba descansando un poco, cuando vi algo muy curioso, una chica de cabello castaño salía de su casa y un señor – Quien me imaginaba era su padre – La estaba regañando por algo.
Demonios, entra a la casa, Lily. ¡Te dije que tienes que hacer tus deberes! – Gritó el señor.
No quiero, ya te dije… – Dijo la chica, con una cara bastante vacía demostrando aburrimiento, para luego darse la vuelta e irse a caminar un poco y recostarse de un árbol.
¡Graaaaaar…! ¡Niña del demonio! – Exclamó el padre cerrando la puerta muy fuerte, demostrando así su enojo.
Que feo… – Me dije a mi mismo, describiendo la escena, mientras veía a lo lejos, también algo indignado.
Entonces me levanté y seguí con lo mío, tenía que terminar antes de que se hiciera de noche para volver al campamento, cuando terminamos, no quedaron muy bonitas las reparaciones, pero era lo mejor que podíamos hacer, después de todo solo éramos unos soldados y un chico de 13, cuando venía me caí en un agujero enorme, que estaba tapado por unas hojas, al parecer mis “buenos” compañeros me querían hacer una broma – Cada vez eran más pesados conmigo – Cuando salí ya se estaban yendo , así que me di cuenta que de todas formas iba a tener que correr al campamento.
Maldición… me dejaron… que “buenos” son… – Dije algo desanimado, y me sentía un poco pisoteado.
La justicia no existe… – Dijo aquella chica de forma vacía hacia mí.
¿Quién te dijo eso? Si luchas nada es imposible, igual… esos idiotas de alguna forma me iban a terminar molestando… – Dije tras escucharla y voltearme, poniéndome algo desanimado al final.
Nada es justo aquí… todo lo que pasa… lo que nos ha pasado… no quiero ya hacer nada al respecto. – Dijo ella nuevamente.
Bien, di lo que quieras, yo se que siempre lucharé para salir adelante… – Dije sonriendo al final para luego salir corriendo, la chicha me quedó mirando mientras me alejaba.
Iba corriendo mientras todo oscurecía, esperaba al menos llegar al campamento antes de las 9 PM, pero entonces, fui bloqueado por una pared de fuego, frené lo más fuerte que pude para no pasar por ellas, vi a mí alrededor y no había nadie, así que intenté rodear, entonces me derribo un ataque de fuego bastante intenso, me dejo doliendo el pecho y además me hizo chocar contra un árbol destrozándolo.
¿¡Qui-quien… quien anda allí!? – Pregunté adolorido.
Al fin te encuentro… White… – Dijo aquella figura de cabello carmesí encendido en llamas.
¡Tu-tu…! – Exclamé señalando a Fuoco algo asustado y enojado.
Es hora de que pagues por lo que hiciste… Y ahora no tienes a nadie que te salve el pellejo… – Dijo para luego lanzarme de una fuerte patada, y luego darme un golpe en llamas en el estomago.
¡AGH! – Grité por el dolor, luego el me dejó tirado en el suelo. – No estoy solo… pelearé hasta… el final… – Dije levantándome algo débil, luego activé mi Modo Aural, encendiéndome en mi aura azul/celeste y mis ojos comenzaron a brillar en un azul mas celeste y brillante.
Entonces me acerqué corriendo y a toda velocidad di una patada congelante en el aire intentando congelar a Fuoco con mi Ice Path, el pese a ser más lento que yo, era mas ágil y pudo esquivar el ataque y después me dieron un puñetazo en llamas en toda la cara que me lanzó rompiendo varios árboles, la boca me quedó sangrando, me levanté como pude e intenté usar mi Glaciar Breeze, creando una Esfera Aural con las piernas, haciéndola chocar contra el piso y dando una vuelta en el aire para patearla, pero juego cuando estaba pateando, Fuoco ya había puesto sus brazos en posición de X encendido en llamas, una esfera aural se creaba frente a él y luego daba una patada explosiva con la pierna izquierda, lanzando el Blazing Rush, un ataque muchísimo más fuerte que el mío, y me dejó en el suelo sin siquiera haber tenido tiempo terminar el ataque.
Ahora… prepárate para el fin… – Dijo apuntándome con sus manos encendidas en llamas, yo ya estaba inconsciente.
Detente… Fuoco… – Se escuchó de entre las sombras.
¿Por qué debería hacerlo…? – Respondió Fuoco, sin perder su toque de seriedad.
El General dice que estás haciendo esto sin autorización, vuelve de inmediato si no quieres una sanción, ya tendrás tu oportunidad cuando estemos cumpliendo con nuestra misión. – Dijo el joven de cabello castaño y ojos aguamarina, de unos 17 años, quién también llevaba un uniforme de Guerrero Especial del Ejército Rojo.
Maldición… La próxima vez… acabaré con el… – Dijo bajando la cabeza con frustración, para luego irse con aquél misterioso guerrero.
Yo quedé allí tirado, a la merced de la naturaleza en una noche fría, para mi suerte algunos aldeanos de Jell habían notado el fuego y enviaron a algunos de ellos a ver el incendio, para saber si era algo que podían detener, entonces me vieron a mí tirado en el suelo, y me ayudaron, llevándome con el médico del pueblo, y tuve que pasar la noche allí, sin siquiera sospechar lo que se avecinaba…
Blizzard White- Mensajes : 280
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Re: Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
CAPITULO 9 – Versión MoonCold
- Spoiler:
- La mayor pérdida conocida.
Pasé toda la noche inconsciente, atrapado en todo lo que me angustiaba, en un pilar de temores e inseguridades, de un momento a otro me desperté, aun algo adolorido, estaba en una cama, en una casa de madera, no sabía cómo llegué allí, me levanté, llevaba una pijama o algo así, vi que mi traje del a resistencia estaba en un perchero, salí de la habitación, vi que me encontraba en una casa, al parecer no había nadie, pero caminé un poco y encontré a la misma chica de ayer sentada en un sillón cerca de la chimenea, me acerqué a preguntarle sobre si sabía el porqué estaba allí.
¿Oye, tú no eres la chica de ayer…? – Pregunté.
Tengo nombre, es Lily. – Dijo volteándose a verme.
Disculpa… Ehm… Lily… ¿Sabes por qué estoy aquí? – Pregunté.
Si, tú debes ser el tonto que mi papá recogió en el incendio ese… diría porqué estás aquí, pero se me olvidó. – Dijo de una manera seria que me hizo sentir extraño.
Oh… Gracias de todas formas. – Dije con una sonrisa, tras lo que volví a la habitación a ponerme la ropa, viendo mis heridas en un espejo, en serio me dolían, pero en cuanto salí de allí me topé con el mismo señor que regañaba a Lily ayer.
Niño, con que al fin te despiertas… – Dijo el señor.
Ah, sí, gracias por salvarme y ayudarme, señor… – Dije un poco apenado.
No tengas miedo, no te comeré. ¡Jaja! – Dijo con una corta carcajada. – Tú debes ser de la Resistencia… ¿Me equivoco? – Preguntó.
Ah… ehm… sí... mi nombre es Blizzard White. – Dije.
Qué bien… ustedes nos han ayudado mucho, por eso te quisimos devolver la ayuda, yo soy Alex Melchet, líder de la Aldea Jell. – Dijo.
Ah… que bien… pero, señor, creo que ya viene siendo hora de que vuelva antes de que me regañen… – Dije.
¿Seguro que podrás así? – Preguntó.
Sí, creo… de todas formas lo intentaré, gracias por preocuparse. –Respondí sonriente, tras lo que tome lo que quedaba de mis cosas y salí rumbo al campamento.
Mientras yo iba de camino en el campamento le daban su merecido a “ciertos individuos”, que tenían agrupados mientras todos los soldados los veían.
¿Por qué lo han dejado abandonado? – Dijo el Capitán Rogers.
Pues… bien… nosotros… – Repetía el primer soldado sin encontrar que decir.
¿Alguna razón? – Preguntó nuevamente.
Es que el niño se cayó y… – Dijo el otro soldado nervioso.
¿Se cayó y que mas…? – Preguntó el capitán.
No nos dimos cuenta, capitán… – Dijo el tercero.
¿No se dieron cuenta…? Espero que no se den cuenta de cómo quedarán ustedes por perder a alguien tan valioso como un Guerrero Aural, harán 9000 Flexiones y darán 60 vueltas al campamento cada vez que llegue la hora de comer, además tendrán que lavar la ropa interior de todos los otros soldados, será todos los días, durante tres meses. – Sentenció, para luego girarse y darles la espalda e ir a hacer lo suyo.
Que metida de pata… – Dijo el primero.
Sigan así, que van por un muy buen camino. – Dijo Zed pasando junto a ellos cuando comenzaron a hacer flexiones, guiñándoles un ojo en forma burlesca.
Los soldados quedaron muy avergonzados mientras todos los otros se burlaban de ellos, quizás fue justicia, me hubiese gustado estar allí para verlo, al menos Zed pudo hacerlo… Yo iba corriendo lo más rápido que me dejaban las heridas, porque tampoco era que estaba en muy buen estado, mientras corría vi aeronaves volando, y vi que era en dirección al campamento, lo cual me desconcertó un poco, así que intenté subir la velocidad, aun cuando mi cuerpo no soportaba mucho.
Poco tiempo después, en el campamento, Zed estaba en su hora de descanso, viendo al cielo, tallando un muñeco muy pequeño en madera, cuando vio que las naves se acercaban y se puso alerta y corrió a avisarle a Balde para que encendiera la alarma de emergencia.
¿Sucede algo, Soldado Reddo? – Dijo el capitán.
Sí, señor, unas aeronaves sospechosas se acercan, tenemos que ponernos alerta. – Dijo Zed.
¡Soldados, desplieguen la defensa! ¡Muévanse! – Gritó a los de las torretas por uno de los comunicadores.
Entonces intentaron disparar a las aeronaves, pero estas simplemente dispararon y destruyeron las torreas para luego aterrizar a un lado del campamento, Zed era el único Aural en el lugar, así que se dirigió con los mejores soldados a ver qué sucedía.
¿¡Como pudieron llegar aquí!? – Preguntó exclamando Zed.
De las naves se bajaron varios soldados del Ejército Rojo, pero junto a ellos, también se bajaron los Equipos Aeon, Tereis, Almia y Argon, la cosa era bien seria y solo Zed no pordría con ellos y Tauf estaba desaparecido, contaban aun al menos con las armas cristalicas, pero aún así sería una pelea demasiado dura.
Son bastantes y muy fuertes, debería al menso hacer que se dispersaran. – Pensó Zed tras lo que salió corriendo hacia Volt, lo atacó e hizo que lo persiguiera.
¡Ven aquí, maldito! – Le gritó Volt mientras lo perseguía.
¿Lo ayudamos? – Preguntó Fuoco, tronándose los nudillos.
No, el podrá solo, hagamos trizas este lugar. – Respondió Glacius con una sonrisa malvada y arrogante.
Comencemos… – Dijo aquél misterioso chico de cabello castaño que se había encontrado anteriormente con Fuoco.
Entonces comenzaron, los soldados disparaban, mientras los soldados enemigos se hacían paso entre ellos, los soldados enemigos estaban en una cantidad inferior, pero con los especiales se complicarían mucho las cosas, Nya uno de los integrantes del equipo Tereis era invocador, así que invoco a una jauría de Fenrirs para que lo apoyaran, su compañera Julieta lanzaba hechizos bastantes poderosos como el Frazerizus eléctrico, Fraesus de hielo, Arteriosus de oscuridad y otros mas, mientras era protegido por un campo de energía que era creado por su otro compañero de equipo Liten, el enano; del equipo Almia, Elio destruía las tiendas y torretas con sus poderes de viento, mientras que Uendelig, un rubio presumido, acababa con soldados usando sus poderes de luz, Blende, el líder del equipo, aquel chico de cabello castaño y ojos aguamarina, se quedaba con los ojos cerrados, sin hacer nada, hasta que le dispararon y utilizó sus poderes telequinéticos para detener las balas y luego aplastar soldados con su aura, y del equipo Aeon, Fuoco incendiaba el lugar y Glacius rodeaba los alrededores con montañas de hielo, era un escenario espantoso.
Yo por otro lado me acercaba como podía, hasta que llegué al lugar, rodeado de hielo, me abrí paso rompiéndolo a golpes y patadas con mi gran fuerza, me quede atónito cuando vi lo que sucedía en el campamento, entonces me hablaron.
Qué bonito momento para reencontrarnos, Blizzard… – Dijo Glacius.
¿¡Por qué hacen esto!? – Pregunté gritando.
Es simple, ustedes estorban, y debemos sacarlos del camino si o si, además, están peleando una guerra perdida. – Dijo encendiéndose en energía.
Maldición… ¡Haré que pagues por esto! – Dije haciendo lo mismo.
Estas acabado, White. – Dijo Fuoco, también preparándose para pelear, eran dos contra mí, no veía muy bien el asunto.
Hice lo posible para atacar a uno de ellos, Glacius era demasiado rápido, aun mas que yo, Fuoco me esquivó con facilidad y me lanzó volando de una patada, Glacius estaba dodne iab a caer para recibirme con una patada en el pecho, intenté reaccionar cuando caí a tierra usando mi Ice Path, pero el simplemente saltó sonriente y lanzó una onda congelante que hizo chocar contra la ultima torreta, destrozándola, me quede jadeando desesperado pensando que hacer, entonces el contraatacó con su Cold Force, que me congeló, pero luego Fuoco utilizó su Blazing Rush y me dejó tirado en el piso, mientras me daban aquella gran paliza Zed y Volt peleaban fieramente, Zed estaba en algo de desventaja porque Volt tenía ayuda de algunos de otros equipos ocasionalmente, utilicé lo poco que aún tenía de energía para lanzar mi Glacial Breeze, pero Glacius y Fuoco patearon de forma sincronizada destrozando mi técnica sin el mas mínimo esfuerzo, tras lo que utilizaron Cold Force y Blazing Rush, al mismo tiempo, respectivamente, lo que me dejó sin siquiera poder levantarme.
Todo se acaba para ti… – Dijo Fuoco.
Crees que puedes ganar así… pero realmente no tienes nada, ni una oportunidad, y mucho menos tu patética confianza podrá salvarte. – Dijo Glacius.
Todo era como en aquél sueño, todo se incendiaba a mi alrededor, estaba perdiendo, acababan con todo por lo que luchaba, antes de que aquél par me pudiese seguir atacando, salió un robot de guerra pilotado por el Capitán Rogers, y tras él un auto todo terreno donde iba el Capitán Sergei, quien me tomó como pudo y luego a Zed.
¡Huyan, Ahora mismo! – Ordenó el Capitán Rogers.
No… puedo dejarlo... solo… agh… – Dije con algo de dolor.
No hay otra escapatoria, debemos irnos, White. – Dijo Sergei pisando el acelerador, mientras yo caía inconsciente, Zed al menos no estaba en un estado tan deplorable y veía como nos alejábamos, y como el robot del Capitán era destrozado por aquél trío.
Cuando desperté estaba en la Aldea Jell, en un pequeño campamento donde estaban los médicos, me habían curado, aunque aun estaba sin energía, aquella golpiza fue devastadora para mí, Zed estaba allí, así que decidí hablarle, para resolver mis dudas.
¡Zed! ¿Qué pasó con el Capitán, Lade y los otros? – Pregunté preocupado.
Pues… – No sabía que responder, hecho la mirada baja hacia un lado, se le notaba triste.
No me digas que… no… ¡No puede ser! – Exclamé tras lo que se me comenzaron a salir las lágrimas, tras lo que entró el Capitán Sergei.
White, solo pudimos sacarte a Zed, al niño mecánico y a ti… todos los demás murieron tras el ataque… – Dijo el capitán.
¿¡Como pudieron dejar que esto pasara!? No… – Dije llorando.
En una Guerra hay Altas y Bajas… debemos seguir luchando… por ellos… – Respondió algo triste, pero bastante serio.
Yo ya no sé… si podré seguir peleando… – Dije tras lo que me quedé callado, Zed se quedó allí también sin decir nada, y el Capitán nos vio y luego se volteó lentamente y se fue preocupado.
Había perdido la poca esperanza que me quedaba, estaba destrozado moralmente, nada podría animarme, me quedé encerrado en mi mismo, mientras seguramente los del Imperio Rojo estaban felices por su victoria, Zed estaba triste, aunque no en el mismo estado que yo, luego de un rato también salió y quede ensimismado, pensando en que ya luego de perder tanto nada en mi vida tendría sentido, fue mi segunda mayor pérdida…
Continuará…
CAPITULO 10 - Versión MoonCold.
- Spoiler:
- Un nuevo día trae nuevas esperanzas.
Estaba en un estado deplorable, sentía que no era yo mismo, ¿Quién diría que desde mi llegada ese pueblo las cosas se pondrían tan feas para mí? La verdad ni yo mismo me entendía, desde que pude caminarme quedaba mirando al cielo o viendo a la gente caminar, como si ya no me importara la vida, incluso me encontré nuevamente con la chica del otro día, Lily Melchet.
Te lo dije… la justicia no existe… – Me dijo.
Yo… ahora creo que es verdad… – Respondí.
Luchar una batalla que está perdida de hace tanto no te servirá de nada, solo encontrarás tu propia muerte. – Agregó.
Como todas aquellas personas… que murieron… como Lade… – Dije bajando la cabeza y con los ojos aguados por las lágrimas.
Entonces fui a caminar por el pueblo, pensativo, con la cabeza baja, como mi ánimo y me encontré con Verna, quien al verme se veía bastante preocupada.
Oye Blizz… me enteré que atacaron a la resistencia… estaba muy preocupada por ti, qué bueno que estás bien, me moría si algo te pasaba. – Dijo abrazándome.
Eso ya no importa, igual ya ni mi existencia vale la pena… solo soy un inútil… – Dije de forma triste, alejándola de mí.
¿Qué te sucede, Blizzard? ¿Por qué me tratas así? – Preguntó.
No… ¡No te interesa! – Dije angustiado para luego salir corriendo, Verna quedó viéndome tristemente.
Corría por el pueblo, sin rumbo, quizás estaba siendo muy inmaduro, pero era muy difícil afrontar lo que sucedió, pero no quería tener contacto con nadie, eso solo me traería mas sufrimiento, algo en mi me daba incluso ganas de morir allí, para no causarme mas dolor, entonces me encontré con Zed.
Ya basta, Hielito. – Dijo.
¿Qué quieres…? – Respondí altaneramente.
No es nuestra culpa no poder haber hecho demasiado, pero no por ello hay que rendirse. – Dijo Zed mirándome a la cara con una expresión seria.
Pero… si nada valdrá la pena, son más y más fuertes… Mientras… nosotros en comparación no somos nada… Estamos destinados a lo mismo que nuestros compañeros… – Dije volteando la vista hacia otro lado.
¡Ya basta! – Dijo dándome un golpe en la cara. – ¿¡Donde está el Blizzard White que conozco!? – Exclamó fuertemente.
¿Por qué… hiciste eso…? – Pregunté al levantarme.
Ese no es el chico con ansias de libertad que conocí hace tiempo… ¡Él no se hubiese rendido! – Dijo para luego irse enojado a donde estaban los demás.
Yo… no sé qué hacer… – Quedé lamentándome, pensativo, sentado allí.
Es simple, solo debes tener fe y luchar, luchar por aquello en lo que crees. – Escuché de una voz senil detrás de mí, tras lo que me voltee.
Maestro… Es usted… – Dije al ver al Maestro detrás de mí.
Un pequeño niño de cabello blanco, me dijo una vez “Seré libre como el viento, sin nada que me detenga, algún día” y yo le respondí que para hacerlo solo debía creer en sí mismo y luchar para alcanzar esa meta… ese niño… ¿Sigue allí dentro? – Preguntó tocándome el pecho con su bastón.
Yo… No lo sé, Maestro… – Dije bajando la cabeza tras mirarlo.
Busca en tu interior, joven, busca… – Dijo para luego ir a la casa donde se está quedando.
Sus palabras me dejaron pensativo, todos estaban en contra de como me estaba comportando, aunque yo creía que lo estaba haciendo en forma realista, luego me di cuenta que estaba siendo demasiado pesimista, eso no hubiese sido lo que hubiesen querido el Capitán Rogers, Lade y los demás, yo tenía una meta, y era pelear por quienes quería, pero abandonar no haría que esto se cumpliera; al haber despejado mi mente, me levanté, cerré los ojos y luego exclamé al viento. – ¡Lo Haré! – Y sin más, me dirigí hacia donde estaba Zed, ahora decidido, sabía qué hacer, y lo que haría, sería dar lo mejor de mí mismo, pero antes se me vino otra cosa a la mente y me desvié a donde estaba Verna.
Oye, Verna… – Dije algo apenado.
¿Qué sucede…? – Dijo algo triste.
Disculpa por lo de antes, no estaba en mi mismo… – Dije.
No importa ¡Sabía que ya te disculparías! – Dijo lanzándose a abrazarme.
¿¡Qué dije de los abrazos!? – Dije algo sonrojado.
Cuando al fin me pude librar de Verna, me fui con Zed y el capitán, también a disculparme, corrí rápido como el viento para llegar rápido, pero cuando llegué no encontraba que palabras utilizar.
¿Qué onda, Hielito? ¿Te pica algo? – Preguntó Zed.
Es que… yo… – Seguía tan apenado que no podía ni hablar.
Creo que todos sabemos que quiere decir. – Dijo el Capitán Sergei, tras lo cual sonrió.
Sí, me comporté como un niño… – Dije, con voz apagada.
No te preocupes, eres el más joven aquí, es normal, que esto te pase, la clave está en mantener la cabeza fría y pensar correctamente. – Dijo Zed.
Bien, pues… – Iba a decir algo, pero fui interrumpido, el señor Melchet llegó corriendo, a donde estábamos, desesperado, gritando.
¡Ayuda! ¡Por Favor! – Dijo gritando el Señor Alex.
¿Qué le sucede, señor? – Preguntó Zed.
¡Han secuestrado a mi hija! – Dijo desesperado.
¿Quién pudo hacer eso? – Preguntó el Capitán Sergei.
No lo sé ¡Pero ha dejado esta nota! – Dijo dándonos la nota.
En la nota decía lo siguiente:
“Estimado Alex Melchet, soy Mitryo Von Drogh, el mayor cazador que existe, tengo conocimiento de que hay un pequeño grupo de Aurales en su aldea, le daré a su hija a cambio de que me los dé, en caso contrario, ella pagará las consecuencias.Atte. Mitryo Von Drogh, El Mejor Cazador.”
El mensaje que escribió nos dejó indignados, especialmente a Zed y al Capitán, el Capitán Sergei se alejó a pensar, diciendo que volvería tras haber pensado que hacer en esta situación, el Señor Melchet estaba muy preocupado.
Oye, Zed ¿Sabes algo de ese tipo? – Pregunté.
Ese tipo… es un maniático, un exprisionero del Rey Jhören Eirse, en la base que llamaron “La Casa de los Juegos”, una prisión minada de trampas, este cazador quedó abandonado allí cuando la prisión fue abandonada, pero este tipo pudo sobrevivir y aprendió la ubicación de todas las trampas, ahora atrae seres especiales y los mete en un juego macabro hasta matarlos, se conocen de muchas víctimas, pero no se ha podido detenerlo porque ese lugar es casi impenetrable por las trampas… – Explicó Zed.
Que desquiciado… ¡Debemos detenerlo! – Exclamé.
Eso harán… Zed, Blizzard, esta será su misión, deberán entrar en La Casa de los Juegos y allí rescatar a Lily, y además ponerle fin a los actos del Cazador, ya sea traerlo vivo o muerto, además, aquí les dejo un Bot hecho por Blade, les permitirá librarse de cadenas o cualquier otra cosa que los pueda retener en caso de ser capturados. – Ordenó, tras lo que puso el pequeño Bot en la mano de Zed.
¡Entendido, Capitán! – Dijimos los dos, tras lo que fuimos a prepararnos.
Les deseo suerte, jóvenes. – Dijo el Señor Melchet.
Tomamos todo lo que necesitábamos y partimos hacia el lugar, llegaba el momento de hacer justicia, ya recuperada mi confianza, sentía que nada podría detenerme, íbamos a la Casa de los Juegos… ¡Pues que los juegos comiencen!
Continuará…
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Re: Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
CAPITULO 11 - Versión MoonCold.
- Spoiler:
- Cacería Infernal en la Casa Mortal.
Íbamos decididos a detener a ese tipo, no podría estar más enojado en cierta forma, me causaba coraje que existieran personas así, pero me llevé una gran sorpresa cuando vi el lugar, era enorme y estaba rodeado de artilugios extraños, posiblemente también trampas, además era muy tétrico y tenía un aspecto desolado… era en todo sentido, horrible.
Qué lugar tan horrible, Zed… – Le dije.
Prepárate, hielito. – Respondió, tras lo que se echó para atrás.
¿Eh? ¿Qué piensas hacer? – Pregunté.
Zed creó una esfera eléctrica, la alzó con el pie, saltó y pateó con una chilena, resultando de ella un rayo eléctrico horizontal azul, haciendo así su Lightning Z, derribando una pared, tras lo que me hizo una seña para que lo siguiera dentro y afirmé asentando la cabeza, el lugar era un extraño laberinto, algunos caminos llevaban a extrañas celdas, era una prisión de máxima seguridad al parecer, pero tenía la particularidad que cuando funcionaba no tenía guardias, las trampas se encargaban de todo, era muy macabro, yo por equivocación pisé un ladrillo trucado y se activó una trampa, un enorme cilindro metálico con punta afilada se dirigía hacia nosotros, nos tiramos al suelo, pero se activó otra trampa, comenzaron a salir extraños insectos del suelo, parecían Craes, unos insectos carnívoros, solo había leído de ellos, ya que en el Archipiélago Norte no hay insectos por el frío, pero al parecer los criaban para las trampas en este lugar; era difícil quitárselos de encima, así que opté por usar mi Ice Path, dando una patada de energía de lado al nivel del suelo y congelando así a esas criaturas, pero el peligro continuaba, una roca redonda nos perseguía, corrimos a mas no poder para salir de ese pasillo y seguimos hasta llegar a una sala llena de espejos.
Rayos, aún no hemos podido llegar con ese maniático y ya hemos pasado por varias trampas… – Le dije a Zed, mientras estaba al pendiente de los reflejos.
Definitivamente para estar aquí tienes que estar desquiciado… – Respondió.
Entonces se comenzó a escuchar una risa macabra que parecía sonar de todas partes, y se escuchó una voz seria, pero maniática que por el eco no se podía determinar de dónde venía.
¿Con que estas son mis presas de hoy? Pensé que serían algo más grande… pero, todo cuenta si son miserables seres aurales. – Dijo el Cazador.
¡Te-te arrepentirás de lo que haces! – Grité.
Eso es lo que me gusta, olor a miedo, incertidumbre, pánico… – Dijo tras soltar una carcajada.
¡Calla y cumple, escoria! – Le dijo Zed.
Pero estaría mejor jugar un poco antes ¿No creen? Además, aquí tengo a su amiguita. – Dijo para poner a la atada Lily en el micrófono.
¡No soy su amiga! ¡Y suéltame de inmediato, pedazo de cazador sin vida social ¿¡Acaso no tienes una loca con quien estar o algo!? ¡Ven que yo misma te voy a- Hmhmhmhmhmh! – Dijo interrumpida porque el cazador la volvió a amordazar.
Vengan niños, quiero carne fresca… ¡Jajajajajaja! – Dijo de forma macabra y riéndose desquiciadamente, poniendo un cuchillo frente al cuello de Lily.
Entonces no entendía como, pero las figuras de los espejos comenzaron a atacar, estirando sus brazos, pero parecían ser extraños brazos mecánicos, nos tiramos al suelo, y Zed cortó a uno con su daga para abrirme paso, tras lo que yo golpeé un espejo con toda mi fuerza lo suficientemente fuerte como para generar una onda que rompiese todos los espejos, Zed pudo divisar la salida de la sala, y entonces corrimos, pero caímos nuevamente entre laberintos.
En ese otro laberinto podíamos ver cosas escritas en sangre en las paredes, también parecían haber huesos, nos distrajimos tanto leyendo que a Zed lo agarró un lazo de cadenas, yo lo agarré de la mano, pero la máquina jalaba bastante fuerte.
¡Dale con todo! – Gritó.
¡Pero, eso te hará daño! – Respondí desesperado.
¡Solo hazlo! – Dijo.
Entonces jalé con toda mi fuerza, lo suficientemente fuerte como para romper las cadenas, Zed se hirió un poco el pie, pero nuestra resistencia de Aurales permitió que no le pasara mucho, estábamos tirados jadeando y nos levantamos para seguir buscando al tipo ese, podía estar en cualquier lugar, el conocía todo en allí, y nosotros nada, debíamos ir con cuidado porque estábamos en desventaja.
Terminamos llegando a una sala grande, que parecía ser su sala de trofeos, había muchos cadáveres enmarcados, colgados, era lo más horrible que había visto en mi vida, ese tipo era peor de lo que pensé, no quería terminar con ellos y mucho menos que mi amigo terminara así, me entraba una sensación extraña solo de estar allí.
¿Lo ven bien? He allí su destino. – Dijo el Cazador, quien estaba a nuestras espaldas.
No sé cómo lo haces, pero esto termina aquí y ahora. – Dijo Zed, dándose vuelta y poniéndose en guardia, pudiendo ver finalmente al cazador, un hombre de cabello negro, con barba, ojos rojos y una extraña armadura roja y naranja con un cristal en el pecho.
Eres una desgracia para la humanidad… eres aún peor que los del Imperio Rojo… – Dije.
Gracias, gracias, agradezco su optimismo, eso hará las cosas más divertidas. – Dijo el Cazador.
Zed avanzó directamente para abrirme paso, yo creé una esfera aural de energía congelante con los pies, la hice chocar contra el suelo y di una vuelta en el aire para patearla y así lanzar mi Glaciar Breeze, pero la técnica se deshizo en su armadura, como si nada, no entendía, Zed procedió a crear un esfera eléctrica con las manos y luego lanzarla con el pie y pateándola en una chilena, enviando su Lightning Z, pero el resultado fue el mismo, el cazador se movió rápidamente, lanzó una espada y activó una trampa, que envió un enrome cilindro metálico que chocó contra nosotros y nos dio fuertemente.
Agh… ¿Por qué es inmune…? – Pregunté.
El cristal en su pecho… creo que es Brionita, una raro cristal que puede dispersar la energía aural… y seguramente es eso lo que le da ventaja hacia los aurales… - Respondió.
Mientras, el cazador se movía hacia un punto extraño, entró y cuando salió nos disparó con una ametralladora cristalica de torreta, nosotros solo podíamos esquivar, no sabíamos que hacer, corrí en cierta dirección para distraerlo y Zed destrozó la torreta de un golpe con su golpe eléctrico Plasma Blade, pero el cazador saltó hacia atrás, sacó unas pistolas, y comenzó a dispararle a Zed cuando aterrizó, a Zed no le hacía mucho daño por la ropa protectora y lo intentó derribar de una patada, el cazador parecía esperar que hiciera eso, cuando Zed deslizó su pierna por el suelo activó una trampa, que sacó espinas del suelo y le hicieron bastante daño y lo lanzaron volando, yo intenté atacar nuevamente, pero con Ice Path, la energía igualmente se dispersó en el aire y el Cazador me golpeó una maza de acero en la cara, que me derribó, el cazador corrió y fue a otra habitación, mientras nosotros estábamos algo heridos, pero Zed más que yo.
Avanzamos a la otra habitación, había una máquina extraña con cuchillas que se veía algo oxidada por fuera, pero funcionaba a la perfección, el cazador nos atacó con uno de los brazos de la máquina, Zed se echó para atrás y yo salté sobre ella e intenté congelar el brazo estando sobre él, Zed atacó con su Lightning Z, pero se cubrió con el otro brazo de la máquina, pero este tras eso dejo de funcionar, con el brazo congelado aun lo podía operar un poco y me golpeó con el contra la pared, Zed atacó con su Plasma Blade e hizo estallar el brazo congelado, el cazador se bajó y activó una trampa de humo, era muy difícil ver, yo cuando lo pude ver lo intenté atacar, pero el al parecer esperaba eso, me puso una bomba en el pecho y puso su pie sobre mi abdomen para impulsarse hacia atrás, yo me la intentaba quitar pero no podía entonces estalló causándome bastante daño, la parte delantera de mi chaqueta estaba destrozada y parte del chaleco que estaba dentro de ella, entonces caí al suelo bastante débil, Zed intentó auxiliarme, pero el Cazador activó la máquina nuevamente y la lanzó contra Zed, haciendo que una las cuchillas se enterrara en su brazo y contra la pared, se pudo escuchar su grito de dolor, tras eso el cazador le comenzó a dar cortes en el pecho con una extraña arma similar a una espada, que tenía una cuchilla de energía impulsada por un Cristal Shard.
¿Vez cómo se siente el sufrimiento? ¿No es hermoso acaso? – Dijo el Cazador.
Zed no podía hablar, yo no resistía más… ver a mi amigo en problemas, por mas débil que estuviese tenía que hacer algo, entonces pasó algo por mi mente, quizás si tenía mas poder lograría hacer colapsar ese cristal, me levanté como pude, rompí el brazo congelado de la máquina se la lancé al cazador que quedó atrapado entre el brazo y la pared, al no tener la fuerza como para mover algo tan pesado.
¡Hagas lo que hagas, siempre ganaré, esta es mi casa y no puedes hacerme nada! ¡NADA! – Dijo algo desesperado.
Es tiempo de que conozcas lo que es el karma, loco inmundo… Si haces mla, recibirás… ¡JUSTICIA! – Dije preparándome para atacar.
Creé una esfera aural con mis pies justo igual que en mi Glacial Breeze, pero canalizando muchísima más energía, la hice chocar al suelo, haciéndola rebotar y luego giré en el aire dos veces en lugar de una, pero en dirección invertida, es decir en el sentido de las agujas del reloj, en lugar de en contrario, y pateé con la planta del pie, lanzándola como un rayo congelante con mucho mas poder que la Glacial Breeze.
¡Comete eso! ¡Mi Imperial Blizzard! – Exclamé tras lanzar la nueva técnica.
Von Drogh tuvo el impulso de cubrirse con los brazos, cosa que no le serviría de nada, ya que estaba protegido por el cristal, pero al parecer su cristal no soportó el exceso de energía y explotó con la técnica, y entonces salió volando al otro lado del salón, cayendo sin poderse mover, yo fui a Auxiliar a Zed, rompí la cuchilla de un golpe, pero no le saqué la parte que tenía enterrada, por miedo a dañarlo.
Te ves muy mal… mejor pido ayuda… – Le dije.
No… agh… primero salva… a Lily… – Respondió bastante débil.
Yo pude ver un micrófono así que sospeché que estaría cerca, porque allí envió el mensaje, luego escuché unos sonidos extraños viniendo de la pared, así que retiré la tabla de donde parecían venir, y cayó Lily del agujero, que se movía desesperadamente tratando de librarse de las cuerdas, yo saqué mi daga y la ayudé a liberarse.
Hmmmph… Gracias por nada, yo ya me iba a liberar y patearle el trasero al tipo de los fusibles tostados. – Dijo de forma muy gruñona.
Mejor vámonos de aquí. – Dije tras sonreír con lo que dijo, después de todo, así era Lily.
Pero no contaba con algo el Cazador se levantó e intentó atacarnos, yo por reflejo y ya que tenía la daga en la mano le enterré la daga en el pecho, rompiendo su armadura con mi gran fuerza, y atravesándole el corazón, Von Drogh cayó muerto, tras lo que bajé la mirada.
No me enorgullezco de esto, pero… para todos los Aurales que murieron en sus manos… esto es justicia. – Dije para luego ayudar a Lily a levantarse.
La justicia… – Dijo quedando pensativa.
Entonces tomé a Zed e intenté abrirme paso derribando paredes para salir rápido de ese lugar, realmente estaba harto de todas esas trampas, ese lugar era una locura, una completa locura… Entonces salimos del lugar y pedí ayuda por radio, y en unos minutos llegaron unos vehículos de la resistencia, con dos de la enfermería que tomaron a Zed y yo me fui con Lily en otro auto.
Realmente… la venganza no es una bonita manera de intentar justificar los actos… ese tipo allí intentaba buscar hacer justicia de una manera errónea. – Dije.
Por eso no creo en la justicia… – Dijo Lily.
Pues, la justicia si existe, cuando el mundo se equilibra, eso es la justicia, es imposible que todo vaya bien, pero cuando todo va demasiado mal las cosas… deben intentar arreglarse, es por eso que soy un Guerrero Aural, quiero hacer justicia y usar mis poderes por el bien de todos, para cumplir lo que quiero. – Respondí.
Realmente me haces sentir inútil… – Dijo volteando la cara de forma altanera.
Pues si eso es lo que sientes, la única forma de resolver ese conflicto es… luchando por hacer justicia. – Dije al llegar, bajándome del vehículo sin decir más nada.
Con lo que dije dejé a Lily pensando, ella se reunió con su padre, quien estaba muy preocupado, yo estaba era preocupado por Zed, se lo habían llevado con los médicos, no sabía qué hacer, él había pasado mucho tiempo allí, y yo sin recibir noticia, finalmente cunado ví a uno salir le hice la pregunta.
Oye ¿Sabe cómo está mi amigo? – Pregunté.
Ya está bien, pudimos retirar el objeto metálico, reacomodar el hueso y sellar la herida, ahora estará un poco adolorido, pero en unos días estará bien con el tratamiento rápido. – Respondió el Doctor.
Ah, gracias. – Le dije.
Luego un soldado me llamó, me dijo que el capitán quería verme, entonces me dirigí a donde el Capitán Sergei estaba.
¿Quiere algo de mí, Señor? – Dije poniéndome firme.
Blizzard, felicitaciones por el trabajo en esta misión, se ve que has mejorado bastante desde tu ingreso, pero sabemos que hay que seguir mejorando para vencer al Imperio Rojo, pero ese por ahora no es el asunto, solo quería informarte que en unos días partiremos de vuelta a nuestro campamento. – Dijo.
Ah, qué bien, ya extrañaba un poco el lugar. – Respondí.
Pero debes estar preparado, lo más duro apenas comienza… – Agregó.
Hmph. – Dije asentando la cabeza y subiendo el brazo con la mano empuñada. – Capitán, yo estaré listo a cualquier cosa que me depare el destino. – Respondí sonriente.
Pues, bien… espero así sea. – Dijo sonriendo por poco. – Bueno, puedes retirarte. – Agregó.
Ah, bien, gracias, señor. – Dije para luego irme a mi tienda, para dejar mis cosas, y luego me dirigí a la enfermería a que trataran mis heridas.
Así pasó todo, hasta que llegó la noche y volví a tener sueños extraños, soñaba con alguien muy veloz, que por mas que lo perseguía no podía alcanzar, era difícil de distinguir, pero me parecía muy conocido, llevaba una espada con un símbolo extraño y un cristal azul, luego de tanto perseguirlo se perdía en una inmensa oscuridad, yo quedaba gritándole que no me dejara solo, pero aun así lo hizo, entonces desperté de golpe, ya estaba cansado de todo eso, era horrible, odiaba cada vez eso más de los sueños raros, pero decidí acostarme otra vez para conciliar el sueño.
¿Qué eran todas esas visiones que tenía? ¿Acaso tenían algo que ver con todo lo que olvidé de mi pasado…? No lo sé… pero de algo estoy seguro, esto no acaba aquí…
Continuará…
CAPITULO 12 - Versión SunFire.
- Spoiler:
- Duelo en el Alma.
Era de mañana, no tenía nada que hacer, veía desde la base al horizonte, pensativo, no podía mantenerme tranquilo, por alguna razón que no entendía, creía era por lo del día anterior, el acto injustificado.
¿Sucede algo, Fuoco? – Preguntó Volt acercándose a mí, poniendo sus brazos sobre el barandal.
Me siento extraño, creo que es por lo de ayer… – Respondí.
Aquel “Retiro” de ese pueblo… ¿Por qué te tiene preocupado? Hemos hecho cosas así antes. – Dijo.
Ese es el punto, esa gente no había hecho nada malo, solo se querían alejar del Imperio, no creo que eso sea algo de muerte. – Respondí.
Las órdenes superiores son absolutas, lo sabes, no podemos oponernos, además, sabes que eso va en contra de nuestras leyes, eso se considera insurrección. – Agregó Volt.
No me interesa, no por ello deja de estar mal. – Dije volteándome, dándole la espalda. – Somos Guerreros Aurales, la parte Especial del ejército, no unos asesinos sin razón, si quieren matar gente, que lo hagan ellos con sus propias manos. – Agregué para irme a la sala de entrenamiento.
Para mi suerte, en el lugar no me encontré con Glacius, eso solo hubiera empeorado las cosas, pero en su lugar me encontré con Blende, el líder del Equipo Almia, pero ni siquiera hablé con él, simplemente inicié mi sesión de entrenamiento, entonces me puse a aplastar robots de entrenamiento.
¿Estás enojado, cierto? – Preguntó.
No es tu problema. – Respondí mientras destrozaba a un robot de una patada.
Creo que no es forma de tratar a alguien que se preocupa por ti, pero bien, si eso quieres… – Dijo cerrando los ojos, deteniendo un puñado de balas con su telequinesis.
Además, estoy cansado de que se preocupen por mí, puedo cuidarme… ¡SOLO! – Dije haciendo estallar en llamas las torretas.
Tras eso puse los brazos cruzados en X frente a mí, creando una esfera aural de fuego, di un giro y pateé con mi pié izquierdo, lanzado un explosivo ataque en llamas, mi Blazing Rush, acabando con el último robot de nivel 10.
Si no tienes un buen control de ti mismo, esa “independencia” de la que hablas no te servirá para nada, de todas formas. – Agregó Blende.
Dije que no me interesa… – Dije para luego salir de allí.
En el pasillo un militar me avisó que el Comandante me llamaba, cosa que no me gustaba para nada, entonces me dirigí a la sala donde este se encontraba, su simple presencia me causaba un gran coraje.
Fuoco… que bueno verte hoy. – Dijo el Comandante Piero, viendo su copa de vino.
Dígame para que me llamó y ya. – Respondí.
Mi retoño parece bastante alterado, aunque esa actitud rebelde en ti cada vez me parece más normal… – Dijo.
NO me llame así, sabe bien que yo no lo considero como padre, especialmente por lo que hizo. – Respondí, ya que el solo me quería provocar.
Hmmmm… ya haré que se te quite esa rebeldía, por la fuerza, pero te llamé porque quiero asignarte un trabajo. – Añadió.
¿Y qué si me niego? Yo ya no recibo sus órdenes, solo las del General Gletscher White, y de Su Majestad en persona. – Respondí.
Pues, sabes lo que pasará si te niegas… Jajaja… – Dijo de forma fría y despiadada.
Grrrrrrr… Maldito seas… – Le dije intentando contenerme las ganas de matarlo.
Ve con tu compañero Aöhu y él te dirá que hacer, ahora puedes irte. – Añadió.
Yo me fui de allí bastante enojado, buscando a Aöhu para poder cumplir esa supuesta misión y quitarme a la molestia esa de encima.
Bien, dime, ¿Qué se supone hay que hacer? – Le pregunté tras encontrarlo en los pasillos del cuartel.
¡Bien, Fuoco, debemos ir de misión! – Dijo en voz alta.
Me tenía tocar con el bocón… – Dije.
¡Debemos ir a buscar unos Cristales en las Minas! – Dijo en voz alta.
¿Eso no es trabajo de mineros…? – Pregunté.
¡Debemos ir a la parte prohibida de la mina! – Agregó.
La zona de desastres… bien, vayamos de una vez. – Le dije preparándome para irme.
¡Debemos esperar, Fuoco! – Dijo en voz alto.
¿Ahora qué…? –Pregunté.
¡Debemos esperar a Dyphen! – Respondió.
Tras escuchar eso me recosté de la pared, a esperar, quería saber por qué querían ese cristal, y sobre todo, por qué me enviaron a mí junto a esos dos, Aöhu Oyx era un raro, y un renegado entre las filas de los Guerreros Especiales, ni siquiera un equipo tenía, y Dyphen Hav… era el líder del Equipo Argon, un tipo bastante frío y calmado, pocas veces habla por su cuenta, tampoco se el porqué estaba siendo enviado con nosotros; al final Dyphen se mostró, sin decir absolutamente nada.
Bien, partamos de una vez, quiero quitarme esta maldita “misión” de encima, y no quiero que me retrasen el paso ¿Bien? – Advertí.
¡Está bien! – Exclamó Aöhu.
Y así partimos rumbo a las terminales de transporte, una capsulas de Monorriel que se utilizan para llevar desde el Cuartel General a varias partes de la ciudad y sus inmediaciones, le dije a Aöhu que encendiera el motor de la capsula, pero en su lugar encendió un asiento repulsor, que salió volando y golpeó a Liten, quien estaba caminando por allí, y quedó tirado en el piso con las lágrimas saliéndosele, que enano más patético… Aöhu entró en estado depresivo, de la nada, así que Dyphen encendió el motor.
¡Las máquinas me temen! ¡Nooooo…! – Exclamaba de forma dramática.
Quédate tranquilo, perdedor… – Le dije.
¡No quiero! – Dijo golpeando los controles y haciéndolos estallar.
No me dejas otra opción… – Dije tronándome los nudillos, y le lancé mi técnica Blazing Rush, dejándolo incrustado en una pared semi-incinerada, y dejando el suelo roto por donde pasó el ataque, mientras todos los que estaban en la zona de transporte veían.
Bien… te haré caso… agh… – Dijo adolorido por el fuerte ataque.
Nunca intentes jugar con fuego, o te quemarás… – Dije para luego subir a otra capsula y partir con los otros.
Tras un largo camino, llegamos rápidamente, ya que las capsulas eran bastante veloces, en la mina se veía a la gente trabajando, recogiendo cristales, después de todo, esos cristales son nuestra fuente en energía militar, yo dirigí mi vista hacia el interior de la mina, debíamos ir a una zona de riesgos, muy profunda, y sería bastante difícil llegar allí, obviamente, así que tomamos un carro de mineros, hasta llegar a lo más profundo que podíamos, a partir de allí debíamos seguir a pie, ya que no habían vías hasta la zona de riesgo, entonces avanzamos, pasamos cerca de una hora caminando hasta llegar, el lugar era bastante oscuro, aunque yo iluminaba el camino con mis llamas, cuando llegamos al lugar, veíamos que habían miles de cristales, enormes ahora solo quedaba saber qué tipo de cristal buscábamos.
¿Cuál es el cristal que buscamos? – Pregunté.
¡Un Cristal Zanark! – Exclamó, pero el ruido hizo que cayeran pequeñas piedras del techo del túnel.
Silencio, puedes causar un derrumbe, estamos muy profundo. – Dijo Dyphen calmadamente, cerrándole la boca a Aöhu con la mano.
Entonces yo procedí a buscar un Cristal Zanark, esos cristales son de color negro, y tienen una consistencia extraña, ya que tienen raras marcas por dentro, sería fácil reconocerlos, pero cuando encontré uno era bastante grande, sería difícil sacarlo, tomé el pico y comencé a romper en la pared hasta sacarlo, pero se escucharon ruidos extraños en el túnel.
No creo que estemos solos… – Dijo Dyphen.
Entonces aparecieron 4 bandidos, saltando entre las rocas, cubiertos de trapos, con solo unas espadas, no me parecían gran amenaza, sinceramente podría acabar con ellos en un pestañeo.
Dejen el cristal y váyanse de aquí. – Dijo el bandido de los trapos verdes.
¡JAJAJA! Sí que son idiotas ¿¡Saben con quienes se meten!? – Dijo Aöhu.
Fuera de mi camino, o se arrepentirán, rufianes, somos del Imperio Rojo, y formamos parte del ejército. – Les dije, tronándome los nudillos.
No nos interesa quienes sean, los Cristales de esta mina nos pertenecen, actúen… el Gerom Drive. – Dijo chasqueando el dedo.
Luego de eso los bandidos de beige, comenzaron a correr y de forma sincronizada, los tres hicieron la misma técnica, cada uno creó una esfera de energía, pisaron fuertemente con su pie derecho y se cubrió de roca, luego daban un giro y pateaban unos veloces disparos rocosos, intenté cubrirme, pero era bastante rápido y nos golpearon los ataques, Dyphen salió ileso, porque los ataques nos dieron a Aöhu y a mí.
Demonios, pensé que eran normales… agh… ya se las verán conmigo… – Dije preparándome para atacar.
Aöhu salió corriendo violentamente abalanzándose sobre ellos, intentó golpearlos, pero eran bastante ágiles, a uno se le cayó una espada, Aöhu la tomó e intentó hacer una técnica con ella, lanzó tres cortes de luz, el Flash Slash, pero ellos lo esquivaron y le lanzaron un Gerom Drive haciéndolo chocar fuertemente contra la pared, yo creé una esfera aural, y salté envuelto en un tornado en llamas para patearla, era mi Flame Cyclone, el banido verde puso las manos hacia delante, se agachó y luego las puso velozmente hacia los lados y formó una barrera doble de viento que deshizo mi ataque.
¡No puedo permitirme la derrota! – Gritó Aöhu algo desquiciado.
Salté por sobre el bandido verde, y realicé mi Heat Clash, giré en el aire con el pie encendido en llamas y lancé contra la pared fuertemente de una patada explosiva a un bandido de beige, y dejándolo fuera de combate; Aöhu, enfurecido, utilizó su Lion Fang, saltó y dio una patada cortante de energía, de su energía se formó un león, que tras rugir se volvió una esfera aural, al caer, aterrizó poniendo los pies sobre ella y la uso para impulsarse y saltar de nuevo, cayendo esta vez dándole una patada hacha y lanzando en tiro de luz, que se llevó a los otros dos, ya solo quedaba el bandido verde.
¡Dyphen, sabes que hacer! – Le grité, a lo que él solo respondió asentando la cabeza.
Entonces cerró los ojos y cuando se abrieron estaban brillando en azul, comenzó a salir agua que se arremolinaba a su alrededor, y con la mano frente a él, con solo el pulgar, índice y medio extendidos, creó una esfera aural que rebotó en el agua, causando una onda, luego comenzó a deslizarse sobre el agua, dio un giro y la pateó en un enorme ataque de agua, el Leviathan Spear, el bandido verde intentó bloquearlo con su Double Divider, pero apenas resistía, yo lo ataqué por la espalda con mi Blazing Rush, lo cual impidió que siguiera bloqueando, y si mi ataque ya lo había dejado débil, con el de Dyphen cayó al suelo, nos dieron bastante lata, pero debíamos salir de allí rápido, era tan profundo que hasta respirar nos costaba, y especialmente luego de esta algo agotados por eso tipos, luego salimos como pudimos y regresamos al cuartel, allí me separé de Dyphen y Aöhu, iría a entregarle yo mismo el cristal a aquel hombre.
Bien, veo que aquí lo traes… – Dijo.
No sé para qué quieres esto, pero aquí lo tienes, ya me puedes dejar en paz. – Dije tirando al cristal al suelo, que obviamente no se rompió por su gran dureza.
Será para algo muy interesante, hijo mío, ya lo verás… – Respondió.
Te dije que me dejaras de llamar así… – Le dije dándole la espalda.
Sabes que mientras la situación sea esta, estarás atado a mí, Jajaja. – Dijo el comandante.
Pues haré todo lo que sea, para obtener su libertad… estoy harto de que me sigas chantajeando, esto no termina aquí. – Dije saliendo de la habitación.
Es un muchacho bastante rebelde. – Dijo una figura entre las sombras.
Lo es, Doctor, es idéntico a su madre… – Dijo Piero.
Volvía a mi habitación, pensativo, cada día odiaba mas todo lo que pasaba en mi vida, si de algo estaba seguro, es que el Rey y el General Gletscher debían sacar a patadas al patán de mi padre de aquí, y yo mismo me encargaría de que así fuera…
Continuará…
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Re: Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
CAPITULO 13 - Versión SunFire.
- Spoiler:
- Respeto inexistente.
Comenzaba un nuevo día, por alguna extraña razón el General Gletscher no me había llamado en días, a diferencia de mi padre, y a pesar de que el General es el padre del inepto de Glacius, él era una persona muy importante para mí, el me entrenó a mí y a los otros equipos especiales, era como si fuese parte de mi familia, me enseñó muchas cosas, y por ello él era la única persona en ese lugar a quien respetaba, a mi padre en cambio los odio con todas mis fuerzas, por las cosas que ha hecho y el cómo me trata, la única razón por la que formaba parte del Ejercito era por General y por defender los ideales del Rey Rosso.
Me encontraba caminando, salí a la ciudad, a tomar aire, de todos modos estaba libre, pensé en muchas cosas, una de ellas fue en aquél chico… Blizzard White, algo en él me causaba mucha ira, la forma en la que se opuso a mi especialmente… suponía debió haber muerto en el ataque, así que intente sacar eso de mi mente; cuando caminaba por la ciudad me recordé que cerca de allí vivía la madre de Volt, entonces me quedé mirando al horizonte, recordando a mi madre… y se generó un fuerte rencor por mi padre… pero Volt pasaba por allí y me distrajo.
Fuoco ¿Aún sigues pensativo, cierto? – Preguntó.
Creo que si… aún no sé qué pensar… – Respondí atenuando mi voz.
Solo necesitas distraerte para olvidarlo, no es tan difícil, para mí al menos no lo fue. – Me dijo poniendo su mano sobre mi hombro.
Volt… pero… ¿Es que tu padre no se supone murió así? – Pregunté.
Se supone fue un accidente de guerra… no tiene nada que ver, Fuoco. – Respondió.
Para mí… en la guerra no hay accidentes. – Dije, dándole la espalda.
Deja de decir cosas así, la guerra es una lucha por nuestros ideales, mi padre era gran amigo del General, así que al menos con apoyarlo no le estaré dando la espalda a mi padre. – Dijo, bastante serio.
Sí, creo que esa sería la mejor respuesta… – Dije viéndolo a la cara nuevamente.
Entonces escuchamos unos aplausos, volteamos a ver, Glacius nos observaba sentado sobre un tejado.
Vaya, vaya, el chico de fuego tiene más remordimientos de los que pensé. – Dijo de forma bastante arrogante, tras lo que cerró los ojos, se dejó caer y cayó al suelo, de pie y se puso frente a nosotros.
Glacius… déjame en paz… – Le dije.
Eso me gustaría, pero por mala suerte estamos atados, ya que mi padre nos asignó a los tres en el mismo equipo. – Respondió.
¿No tienes tus propios asuntos en los cuales meterte? – Pregunté, bastante molesto.
Al estar atados en el mismo equipo, tengo que saber que hacen los demás del mismo, no me gustaría que estuviesen metidos en cosas raras o haciendo trabajos sin autorización. – Respondió de forma bastante vanidosa.
¿Ustedes dos no podrían respetar su existencias al menos una vez? – Preguntó Volt.
Como si fuera tan sencillo… – Respondió Glacius, con los ojos cerrados, sonriente.
No creo que haya manera… – Respondí.
En fin, ya los vi bastante, hasta la vista. – Dijo tras darse la vuelta con las manos en los bolsillos y se fue caminando calmadamente, con los ojos cerrados, con su típica arrogancia.
El día que ustedes se dejen de pelear creo que acabaremos con la resistencia, que esos pelagatos parecen salir de la nada… – Dijo Volt.
Creo que acabaremos con la Resistencia antes de eso, Volt. – Respondí.
Tras eso, decidimos regresar al cuartel, a ver si había algo que podíamos hacer, al entrar unos soldados nos llamaron, habría una conferencia muy importante, y se supone debíamos estar presentes, fuimos a aquella sala y había un señor de apariencia bastante senil, pero de aspecto oscuro sobre el podio, creía saber quién es, pero no recordaba su nombre.
Oye, Volt, ¿Quién se supone es ese tipo? – Pregunté en voz baja.
Él es el Doctor Berch Bercovich, el Científico en Jefe de la Unidad Experimental del Ejército. – Respondió, también en voz baja.
Entonces vimos como el Doctor se preparaba para hablar, al parecer diría algo de un Arma Experimental.
La U.E.I. (Unidad Experimental Imperial), ha terminado la primera fase del desarrollo del Arma de Destrucción Masiva Definitiva, el Cañón Kreonizador Cristálico, una unidad móvil con una fuente de energía con un poder altamente inestable e inagotable, el Cristal de Kreón, un disparo de este cañón tiene el poder para arrasar con una ciudad entera del tamaño de la capital, está creada para ser un arma de asalto, tendrá mucha utilidad en la guerra. – Dijo el Doctor.
¿Para qué querrán un Arma de Destrucción Masiva…? Si nuestros enemigos no representan niveles de peligro tan grandes, y además nuestra guerra es interna… – Pensé.
Entonces siguieron dando especificaciones del arma, yo me salí del lugar, esto me ponía muy en duda, seguía haciéndome la misma pregunta, entonces vi al que me conmocionó, luego de un rato de haber salido escuché a mi padre hablando con el Doctor.
¿Cómo avanza el proyecto, Doctor? – Preguntó el Comandante.
Los resultado ha sido bastante satisfactorio, pero seguimos sin poder sintetizar la fuerza vital del experimento EX-00. – Respondió.
Hmmmm… ¿Y qué hay de aquel experimento que quería realizar? – Preguntó también.
Ya tenemos el Cristal Zanark*, pero aun así no hemos podido descifrar el código en la roca, cuando lo hagamos, procederemos. – Respondió.
Nota: * Véase el capítulo anterior.
Con que para eso era que querían el Cristal… algún experimento… demonios… – Dije tras lo que salí corriendo de allí para que no me vieran.
¿Escuchó algo? – Preguntó el Doctor.
Si… – Dijo asomándose a ver y cerrando la puerta. – Pero creo que quien haya sido, ya se fue… – Agregó.
Yo ya me encontraba en mi habitación nuevamente, viento al techo, con todas aquellas preguntas, y entonces recibí un mensaje a mi comunicador, era del General, me quería ver de inmediato, a mí y al resto de mi equipo, entonces me levanté y fui a reportarme, entonces entré a esa sala oscura, donde también estaban Glacius y Volt, el General estaba en la oscuridad, solo se veían sus ojos azules brillando.
Les asignaré una misión muy importante, no quiero fallas aquí, deben proteger un cargamento proveniente de Brise, que es muy importante, cuyo contenido no puedo revelar, proviene del puerto del oeste, si le pasa algo, tendrán una muy fuerte reprimenda ¿Entendido? – Dijo, a lo que afirmamos los tres y nos marchamos.
Tras todo eso, me comencé a preparar, entonces de entre mis cosas cayó una foto, era de mi madre, eso me puso algo triste, la tomé y la guardé donde estaba, sinceramente la extrañaba mucho, eso me hizo pensar en el porqué de lo que estaba pasando, entonces salí y vi como conmoción en la ciudad, alrededor del cuartel, era el Rey Rosso Eirse y su hijo Rheos, quienes pasaban por su transporte, cuando bajaban la gente de afuera estaba emocionada, pero los militares alejaban a la gente, de hace mucho tiempo que no veía al Rey pasar por aquí, así que me parecía curioso, lo vi pasar y luego regresé no tenía mucho interés en lo que iba a hacer.
Cuando estaba listo para salir, me encontré con Blende nuevamente.
Veo que te vas, Fuoco… – Dijo.
Sí, nos asignaron una misión muy importante, debemos ir al puerto del oeste, a recoger un cargamento muy importante. – Respondí.
Ya veo, nosotros hace poco también tuvimos que hacer eso, no sé qué tenían esos contenedores, pero debía ser importante. – Dijo.
Ya veo… – Dije pensativo.
Bueno, espero no tengas contratiempos, debo ir a acudir a un llamado del General, nos vemos luego. – Añadió para luego irse.
Yo ya estaba listo para partir, fui al área de transporte y tomé con Volt y Glacius una capsula hacia el puerto del oeste, tendríamos una nueva misión por delante y no debía decepcionar al General Gletscher…
Continuará…
CAPITULO 14 - Versión MoonCold.
- Spoiler:
- Un dulce encuentro.
Íbamos a subirnos a los vehículos, ya era tiempo de partir al campamento, ya habíamos llevado todo lo que íbamos a llevar, pero yo antes de irme, le pedí permiso al Capitán para despedirme de Verna, Rosh y el Maestro, llegué tocando la puerta de la casa donde se estaban quedando, Verna me abrió la puerta.
Verna… vengo a despedirme, vendré a visitarlos cuando pueda… – Le dije con algo de pena.
¡No quiero que te separen de mí de nuevo! – Dijo abrazándome de forma sentimental.
No te preocupes, volveré en algún momento. – Le dije intentando consolarla.
Oh, amigo, como me gustaría verte pateando traseros rojos por allí, que mal que te vas. – Dijo Rosh.
El viento nos puede llevar en muchas direcciones, solo las montañas quedan en un mismo lugar, pero las personas debemos movernos para crecer… – Dijo el Maestro.
Cierto… – Dijo Verna soltándome.
Gracias, Maestro, chicos, nos veremos luego, se bien que lo haremos. – Dije para luego salir de allí y subirme a uno de los vehículos.
El tiempo pasaba y yo no hacía más que ver el paisaje, tardamos unas horas en llegar al campamento, al punto que ya estaba atardeciendo, ya habían cambiado muchas cosas en el lugar, y había una extraña pieza tecnológica que desconocía.
Zed… ¿Qué es esa cosa? ¿Un Motor? – Pregunté.
No tengo idea… parece ser que perteneció al Imperio… seguro era alguna especie de generador o parte un arma. – Respondió.
Qué extraño… – Le dije.
No te preocupes, por ahora hay cosas más importantes que hacer… – Dijo quitándose su bolso y entrando a su tienda de campaña.
Yo lo vi con cara de resignación, detestaba no saber algo, pero lo olvidé al ponerme a desempacar mis cosas, luego me senté fuera de allí a ver la nieve caer, de todas formas estaría libre hasta el otro día, pero después de un tiempo sentí una extraña sensación de soledad y me dio algo de desesperación, me bajé rápido y fui a ver que hacía Blade, quien estaba reparando un vehículo.
Oye, Blade. – Dije saludándolo.
¿Eh? – Dijo distrayéndose de lo que hacía por lo cual hubo una combustión frente a su cara y terminó tosiendo, con la cara toda negra. – Ah…. Ehm…. ¿Quieres algo…? – Preguntó.
No mucho, en realidad… Simplemente… bueno… no tengo nada que hacer… – Respondí.
Ah… bueno… ¡Oye! ¿Me podrías ayudar con algo? – Preguntó.
¿A qué cosa…? – Dije dudoso.
Bien, me gustaría que fueses a buscarme un Generador Cristalico abandonado que vi hace tiempo por la montaña, parece ser que allí se estrelló una aeronave hace años, pero el Generador Cristalico a pesar de todo se mantuvo casi intacto, me podría servir mucho para lo que quiero hacer, pero… soy muy débil como para traerlo yo mismo… – Dijo.
No te preocupes. – Dije con una gran sonrisa y golpeando mi mano con el puño. – Yo lo traeré. – Agregué.
Bien… muchas gracias. – Dijo para luego salir a la puerta del taller y señalar cual era la montaña que se veía a las lejanías. – Esa es la montaña a la que debes ir, no está demasiado lejos, espero puedas llegar. – Agregó.
Bien, pues allá voy… nos vemos luego. – Dije para salir corriendo a toda velocidad.
Cuando corría por el bosque vi algo fugazmente en el suelo, me causó curiosidad, pero yo iba tan rápido que no lo vi bien, así que regresé a ver que era, parecía ser… algo peludo de color gris y negro, no sabía que era, lo toqué con una ramita, se movió y entró en el arbusto, así que metí la mano a ver que era, cuando lo toqué parecía una bola de pelos, cuando lo saqué vi que parecía un gato manchado con pantalones y grandes ojos azules, que me sonrió.
Ehm…. ¿Boo…? – Dijo sonriendo con miedo.
¿¡Qué demonios…!? ¡Un gato que habla! – Grité dejándolo caer al suelo.
No… No soy un gato, soy un Snobud. – Dijo.
De todas formas… ¡Hablas! – Exclamé.
Claro, nosotros somos criaturas inteligentes, ni siquiera andamos desnudos, usamos pantalones. – Dijo rezongando.
Ah… bueno… creo que mejor sigo con lo mío. – Dije.
¡Noooo! ¡No me dejes solo aquí! – Dijo agarrándome de la pierna.
¿Acaso no eres una criatura del bosque? – Pregunté.
No, estoy perdido, salí de casa hace días y no encuentro como volver… – Dijo de forma dramática.
¿Qué clase de gato no puede volver a casa…? – Pregunté.
¡Qué no soy un gato! – Respondió.
Bien… bien… te ayudaré, pero tengo cosas pendientes. – Dije.
¡Wheee! – Dijo, subiendo a mi espalda, poniendo sus patitas sobre mis hombros.
Fui corriendo rumbo a la montaña, atravesando el bosque, el lugar donde estaba esa cosa parecía ser muy notorio, habían pedazos de chatarra por todos lados, en serio parecía ser una nave bastante grande la que se estrelló, encontré aquel generador y lo até a mi cintura con una cadena, entonces comencé a correr, pero algo me hizo caer, parecía una cuerda atada a dos árboles, ni siquiera entiendo como no lo vi, cuando estaba en el piso me cayeron encima unos bandidos, el Snobud se asustó mucho.
Por Mother Aura… ¿Acaso en todos lados en esta isla hay ladrones? – Me dije a mi mismo.
Me levanté derribándolos de una patada, intenté correr, pero se levantaron detrás de mí, pero en lugar de huir, me enojé y le di una patada en el pecho, haciéndolo chocar contra un árbol, rompiendo la madera, el pequeño Snobud se lanzó sobre la cara de otro impidiéndole ver, y al tercero lo congelé con mi Ice Path, al que quedaba en pie, le di una patada en la entrepierna y cayó al suelo por el dolor, entonces me fui corriendo de allí con el generador, me estaba metiendo en muchos problemas por culpa de esos tipos.
Entonces llegué al taller de Blade, desamarré el generador de mi cintura y lo moví a donde Blade me indicó.
Muchas gracias, Blizzard, te debo una, creo. – Me dijo.
Ah, no importa, me gusta ayudar, especialmente si no tengo nada que hacer. – Respondí.
¿Y quién es ese gatito que tienes en el hombro? – Preguntó.
Ah, me lo encontré en el bosque, no tiene a donde ir. – Respondí.
¡Que no soy un gatito! Soy un Snobud y mi nombre es Klinn. – Dijo señalándose a sí mismo.
Bueno, creo que buscaremos tu casa después, porque ya va a anochecer… – Le dije poniéndole la mano en la cabeza.
Ah… bien… – Dijo algo desanimado el pequeño Klinn.
Entonces entró un soldado grandulón a la habitación, no había nadie de alto rango en ese momento, así que me iba a hablar a mí.
Miren lo que me he encontrado entre los contenedores vacíos que habían en uno de los vehículos. – Dijo cargando a Lily.
¡Déjame, troglodita! ¡Déjame, te dije! – Dijo Lily.
Si, suéltela, yo resuelvo esto. – Le dije.
Bien, lo haré. – Dijo el soldado, soltándola, para luego irse.
¿Qué haces aquí, Lily? – Pregunté.
Tenía curiosidad ¿Bien? Además, esos contenedores se veían muy cómodos… – Dijo rezongando.
Pero, tu padre debe de estar muy preocupado, de todas formas, además… ¿No se supone que odias lo que hacemos aquí? – Pregunté.
Le dejé una carta a mi padre, quería ver si aquello de lo que tanto hablas es cierto. – Respondió intentando fingir indiferencia.
Bien, si eso quieres, lo haré, pero quiero que vuelvas pronto con tu padre, esto no es un asunto de niños… – Le dije.
Si, como no… mira quien lo dice… – Dijo de forma bastante sarcástica.
Oye, yo al menos tengo poderes para pelear por lo que creo. – Le respondí.
Vaya guerrero… – Dijo burlándose.
Bien, no me interesa lo que digas, esperaré a que Zed y el Capitán vuelvan y veremos que hacemos contigo. – Dije para irme a mi tienda de campaña.
Luego de unas horas cuando llegaron el Capitán Sergei y Zed, decidí hablar con ellos, a ver que íbamos a hacer con Lily.
¿Con que esa niña llegó así como así…? Esto no es un lugar para niños… Hay que enviarla rápido con su familia. – Dijo el Capitán.
Yo pienso lo mismo, no creo que sea bueno el hecho de que se quede aquí. – Dijo Zed.
¡E-Esperen! Me gustaría que se quedara aquí, hay algo que le debo probar, por favor, déjenla bajo mi responsabilidad, luego de ello se puede ir… – Les dije.
Bien… te daremos esta oportunidad, pero si se mete en problemas, se va. – Dijo el Capitán.
¡Muchísimas gracias, Capitán! – Exclamé, tras lo cual me fui de allí.
¿Qué tendrá planeado el Hielito? – Se preguntó Zed.
Ya veremos… confío en que tiene buenas razones. – Dijo el capitán.
Al anochecer fui a cenar, luego me acosté a dormir temprano, Klinn se puso a dormir sobre una almohada, al otro día tendría mucho que hacer, como buscar de donde venía Klinn, quizás tener que hacer alguna misión y ayudar a Lily, definitivamente tenía muchas cosas en mente, incluso me distraía de querer vencer al Imperio Rojo, pero eso no me preocupaba mucho por ahora.
Continuará…
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Re: Aether Chronicles: Into the Chaos [Historia Oficial]
CAPITULO 15 - Versión MoonCold.
- Spoiler:
- La decisión para la misión.
Me encontraba aun durmiendo, estaba teniendo un sueño con sándwiches de helado, en ellos me encontraba en una infinita tierra de helados, donde habían helados de todos sabores y en lugar de flores habían sándwiches de helado, era algo hermoso, cuando de repente me despierto, alguien me echó un balde de agua fría.
¿¡Qué demonios pasa!? – Me pregunté.
Despierta, dormilón. – Dijo Lily.
¡Pe-pero si aún no son las 5 AM! – Grité, tras ver mi reloj.
Sí, pero me prometiste que me mostrarías el lugar antes de irte de misión. – Respondió.
Nota: Nunca más volver a hacerle una promesa a alguien lo suficientemente demente como para caerte encima en la madrugada. – Me dije a mi mismo.
¿Qué me dijiste…? – Dijo con una mirada asesina.
¡Na-nada! ¡Espérame fuera! – Dije, para que luego de que ella se saliera, que me estaba mirando bastante enojada, ponerme mi traje.
Apresúrate, dormilón. – Dijo con cara molesta mientras me esperaba.
No es mi culpa que me hayas despertado así… – Respondí con algo de cansancio, tras bostezar.
Entonces procedí a mostrarle todo lo que había en el campamento, el taller de Blade, los vehículos, el depósito, la enfermería y el lugar donde entrenábamos, aunque no parecía mostrar mucho interés.
¿Sucede algo, Lily? – Pregunté extrañado.
¿¡Esto es todo!? ¿¡Para esta tontería me has traído!? – Dijo agarrándome del cuello de la chaqueta.
¿Y-y qué esperabas? Es una base de una resistencia militar… – Le pregunté algo aterrado por su actitud.
¿¡Quién te preguntó!? – Dijo exaltada agitándome de forma furiosa.
Oh, Hielito, veo que tienes suerte con las bipolares. – Dijo Zed, que se encontraba sobre el techo de una tienda en forma burlesca.
¡Cuando bajes de ese lugar te aplastaré! – Dijo gritándole muy molesta.
Controla a tu noviecita, Hielito. – Dijo con un ojo abierto y otro cerrado de forma algo indiferente a lo que decía Lily.
Mientras tanto yo me alejaba lentamente de ellos, no me quería meter en problemas y Lily sí que era uno, así que nuevamente me acosté a dormir abrazando a Klinn como si fuese un peluche, pero en menos de 15 minutos ya tenía un soldado tocando una trompeta en mi oído.
¡Soldado White, es solicitado! – Dijo en un torno muy gritón, pese a que tenía una voz un poco aguda.
Si… Déjenme dormir un ratito más… – Respondí, sin abrir los ojos y abrazando más fuerte a Klinn.
¡Soldado White, lo solicita en Capitán Sergei! – Repitió.
Está bien… – Dije con poco ánimo para luego levantarme, tras lo que me dirigí a ver por qué razón me solicitaban y entré a la tienda del capitán. – ¿Para qué me llamaba, Capitán…? – Pregunté, bostezando un poco y rascándome un ojo.
Te asignaré una misión especial esta ocasión. – Respondió.
¿Tan pronto…? Si hace tan poco que tuvimos que luchar contra ese degenerado... Casi nunca me asignan misiones tan rápido… – Dije en un tono algo bajo.
¿Algún problema, White? – Respondió el Capitán, con una mirada intimidante.
¡N-no, Señor! ¡S-solo señalaba eso! – Dije sonriendo algo abrumado. – Estoy listo para la aventura, como sea y cuando sea. – Agregué, ya sonriendo de forma más normal y animada como acostumbro.
Bien… esta será tu misión. – Dijo, entregándome las instrucciones de la misión en papel, tras lo que me dio la espalda.
¿Y de qué trata? – Pregunté extrañado, al recibir los papeles.
Deberás encontrar a una Guerrera Especial desaparecida, que nos abandonó hace un año y al parecer secuestrada, tu misión es traerla de vuelta y usar tus super poderes de convencimiento para que se vuelva a unir a la causa, que estamos en un punto en el que la necesitamos. – Respondió, en su típico tono serio, aun dándome la espalda.
¿Tan dura es la situa- ¡E-espere! ¡Yo no tengo super poderes de convencimiento! – Respondí, negando de lo que me etiquetaban.
Eso es todo, puedes retirarte. – Respondió.
Si, si, está bien… – Dije, para luego marcharme y me senté a leer los papeles. – Riva Rillie… Una joven de 18 años que vivía cerca de Vanok City, la última vez que la vieron fue en un ataque bárbaro ¿Qué haría una joven que era de la resistencia en una ciudad del Imperio? – Me pregunté.
Y así, mientras estaba reflexionando sobre la misión, Zed trajo a Lily a rastras cerca de mí, a lo que me quedé viendo extrañado.
¿Sucede algo? – Le pregunté.
Si te vas de misión, tendrás que llevártela, es tu responsabilidad. – Me respondió Zed.
¡Suéltame, Troglodita! ¡Ya verás cómo te aplasto! – Gritaba Lily refunfuñando furiosa.
Si, si, como digas, querida. – Dijo metiéndole un trapo en la boca para que se callara, lo que hizo que se enfureciera más, pero aun así no lograba soltarse.
¿Pe-pero no es muy peligroso, Zed…? – Dije mirando indignado.
Tú la trajiste, es tu problema. – Me respondió.
¿Y dónde quedó eso de proteger a la gente? – Dije, intentando convencerlo de que ella se quedara.
Es nuestra responsabilidad, pero TÚ asumiste la responsabilidad sobre ella, así que es tu problema. – Respondió.
Rayos, debería pensar mejor lo que digo… Está bien, la llevaré conmigo, suéltala. – Dije tras un suspiro, tras lo que la dejó ir y se retiró.
¡No te necesito tampoco! ¡Troglodita! – Dijo cuándo la intenté ayudar a levantarse.
No te preocupes, estoy contigo. – Dije con una gran sonrisa.
¡Cállate, carita de ángel! – Dijo para luego empujarme para hacerme caer al suelo y se fue a buscar a Klinn.
Mother Aura, que carácter… – Me dije algo indignado.
En cuanto entré a mi tienda a agarrar mis cosas, Lily se salió con Klinn cargado entre brazos, parecía enojada conmigo, aunque yo no entendía el porqué, primeramente no le presté mucha atención, pensé en meter provisiones extras en la mochila para Lily, además una que otra cosa que fuese útil y estaba listo, entonces salí a hablar con ella, que estaba acostada en el pasto abrazando a Klinn.
¿Estás lista, Lily…? – Le pregunté.
Que flojera… – Respondió.
Intenta animarte un poco, son las cosas del trabajo, tú entiendes. – Dije acercándome a ella y me puse de cuclillas.
No quiero ver más de tu idea de justicia, ya me aburrí. – Repuso.
Igual vendrás conmigo, no quiero ser rudo, pero es que si te quedas aquí me regañarán… – Agregué, algo más desanimado.
No me moveré de aquí… Hmmmph… – Repuso de forma gruñona.
Tienes un Furaa en el hombro… – Dije, señalando al mismo.
No caeré en es- ¡AAAAAAAAAAAH! – Al revisarse el hombro y ver al pegajoso gusano sobre el mismo, lo lanzó volando de un golpe y se puso a correr asustada.
¡Oye, parezco de peluche, pero no lo soy! – Dijo Klinn cuando lo dejaron caer al suelo.
Ya, ya… – Dije poniéndole la mano en el hombro. – Vámonos, que se hará tarde. – Repuse.
Está bien, pero no me molestes, y me cargarás sobre tu mochila. – Dijo Lily, algo indiferente.
Bien, entonces así será. – Respondí.
¡O-oye! ¡Se supone que no debías aceptar! – Me gritó.
Dije que te llevaría y eso haré. – Dije, cargando a Klinn sobre sus brazos.
¡Siii! ¡Nos vamos! ¡Aventura! –Dijo Klinn moviendo sus patitas, entre mis brazos.
Habiendo Lily difícilmente aceptado y con Klinn junto a mí, ya estaba listo para partir, así que comencé a caminar hacia el este, tardaría dos días en finalmente llegar, por primera vez, a una ciudad del Imperio ¿Qué cosas me aguardarían ahí? Pronto lo averiguaré…
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